Como #lecturasdeverano, continuamos con la publicación en abierto de las distintas entrevistas realizadas en la sección “Contrapunto”, publicadas en nuestra revista RITMO en su edición de papel, a personalidades de la cultura, y que solo estaban disponibles en dicho formato. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de febrero de 2025 (por Gonzalo Pérez Chamorro)
PAOLO PINAMONTI
Damos la bienvenida a Contrapunto de febrero al nuevo director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada, Paolo Pinamonti, que pretende, entre otras acciones, vincular de manera más estrecha el Festival con la Alhambra granadina.
por Gonzalo Pérez Chamorro
¿Recuerda cuál ha sido la última música que ha escuchado?
Hablando de música escuchada en concierto o en vivo, el Te Deum de Lully en la Basílica de Estrela en Lisboa.
¿Y recuerda cuál pudo ser la primera?
Tengo el recuerdo de un concierto en la Basílica de La Salute en Venecia con mis padres, sería un niño de 7/8 años en un concierto de música polifónica, quizás piezas de los Gabrieli o Monteverdi…
Teatro, cine, pintura, poesía… ¿A qué nivel pondría la música con las demás artes?
Al mismo nivel.
Qué habría que hacer para que la música fuera pan de cada día…
Ser buena como el “Pan de Ronda”, me refiero a la famosa letra de Maria de la O Lejárraga puesta en música por Manuel de Falla… O mejor, poder escuchar sin estar inmerso constantemente en un ruido musical de fondo que nunca nos deja y que nos acompaña constantemente a lo largo del día; tenemos que volver a escuchar el silencio…
¿Cómo suele escuchar música?
En vivo o tocándola al piano. La escucha acusmática (CD, Mp3, etc.) me vale solo como simple información, como instrumento de conocimiento, nunca como escucha a serio.
¿Qué ópera (o cualquier obra musical, etc.) le hubiera gustado componer?
Hay muchísimas: el aria final de L’incoronazione de Poppea “Pur ti miro”, de la cual no se conoce el autor; “Erbarme dich” de la Matthäus-Passion de Bach; el segundo movimiento del Concierto para piano KV 488 de Mozart; el “Ricercare” del Cuarteto Op. 131 de Beethoven; la primera escena del III acto del Wozzeck de Berg… Y podría continuar.
¿Qué personaje le hubiera gustado cantar o interpretar en el escenario?
Tocar en público, y aún más cantar, me provoca mucha angustia…
¿Teatro o sala de conciertos favorita?
Teatro San Carlo de Nápoles.
¿Un instrumento?
El piano.
¿Y un intérprete?
Sviatoslav Richter.
¿Un libro de música?
Cualquier página de Bach.
Por cierto, qué libro o libros tiene abierto ahora en su mesa de lectura…
El Hereje de Miguel Delibes, novela maravillosa; Sé mía (Be Mine, 2023), quinta novela final del ciclo con protagonista Frank Bascombe, del escritor estadounidense Richard Ford y Dialoghi con Leucó de Cesare Pavese.
¿Y una película con o sobre música?
L’Atalante de Jean Vigo, de 1934, con una extraordinaria BSO de Maurice Jaubert que, si no hubiese muerto demasiado pronto al inicio de la Segunda Guerra Mundial, con solo 39 años, habría sido uno de los grandes compositores del siglo pasado.
¿Una banda sonora?
La de Miklos Rozsa para Double Indemnity, aquí la música no es solo una banda sonora, es un actor en el enredo del magnífico noir de Billy Wilder de 1944.
¿Cuál es el gran compositor de música española?
Manuel de Falla, sin duda, pero también Ruperto Chapí es un autor de gran calidad.
¿Una melodía?
La melodía para oboe del aria de la carta de Tatiana de Eugen Onegin.
¿Con qué música le gustaría despedirse de este mundo?
Con el preludio coral Ich ruf zu dir BWV 639 de Bach en la transcripción de Busoni y tocado por Dinu Lipatti.
¿Un refrán?
“Lady, Be good!”, de George Gershwin.
¿Una ciudad?
Madrid, donde he pasado una época muy simpática en el Teatro de la Zarzuela.
Ha sido director del Teatro de La Zarzuela, La Fenice de Venecia, São Carlos de Lisboa o San Carlo en Nápoles… ¿Una vida para contarla, no cree?
Sin duda una vida llena de recuerdos, como la de todos, pero no pienso que mis anécdotas puedan interesar a alguien. Lo que se queda es lo que hice para promover la ópera, ampliar el repertorio, defender el teatro de dirección de escena, abrir los teatros a la música nueva, a los jóvenes intérpretes, pero sobre todo defender los teatros como bien público y servicio para la comunidad…
Recala ahora como director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada… ¿Cuáles son sus premisas para dirigir esta imprescindible cita veraniega?
No podemos olvidar que el Festival, creado por Antonio Gallego Burín en 1952, se identifica con la Alhambra y con todo lo que este lugar mítico significó para el desarrollo de las artes en España durante el atormentado siglo XX. Por esta razón la programación no debe limitarse a ser sólo un escaparate de la excelencia artístico-musical, sino que debe dar a conocer algunos aspectos de la gran cultura musical y artística española, que ha tenido tanta influencia en la cultura musical europea durante los dos últimos siglos.
¿Qué cree que le sobra a este país? ¿O qué le falta?
He vivido en la realidad española desde finales de los años ochenta del siglo pasado y puedo decir que hubo un gran desarrollo, en comparación con Italia. Creo que se debe continuar por este camino para lograr una educación musical extendida por todo el territorio, enfrentándonos tanto a los problemas como a las oportunidades que trae la nueva inmigración.
Háblenos de un trance cultural o musical en su vida que se le haya quedado grabado…
Recuerdo con mucha precisión a Bernstein dirigiendo la Symphonie de Psaumes de Stravinsky en la Basílica dei Frari en Venecia en 1982. La acústica no era ideal, pero la fuerza y el movimiento de los hombros de Bernstein transmitían una gran energía musical que hacía desaparecer los problemas acústicos.
Si pudiera retroceder a un momento de la historia de la humanidad, ¿dónde iría Paolo Pinamonti?
Me quedo con mi época. Nuestra generación (nací en 1958) ha vivido el periodo más largo de paz en Europa; por lo tanto, me considero muy afortunado en el sorteo general del universo. Pero ahora, este periodo, con la invasión rusa de Ucrania, ha sido violentamente quebrado, y lo que se adivina para el futuro no es nada tranquilizante…
¿Qué cosa le molesta en su vida diaria?
Nuestro trabajo de programación es proyectado al futuro, y esto hace que el tiempo que pasa, pase demasiado rápido.
Cómo es Paolo Pinamonti, defínase en pocas palabras…
Francamente no lo sé… intento vivir…
Foto © Fermín Rodríguez