Música clásica desde 1929

Crítica - Ciclo de Lied (Teatro de la Zarzuela & CNDM)

19/11/2018

 

La magnífica solemnidad

No ha sido frecuente la presencia de bajos en el ciclo de lieder del Teatro de la Zarzuela. Hay que remontarse a 1997 a un recital del georgiano Paata Burchuladze, desde entonces solamente hemos escuchado a un cantante de esta cuerda, Franz Josef Selig, primero en un inolvidable concierto a la limón con Markus Schäfer, Christian Elsner y Michael Volle en 2016 y en el que ahora comentamos, en esta ocasión en solitario y acompañado por el extraordinario Gerold Huber al piano.

A Selig le hemos escuchado en el Teatro Real, Arkel de Pelléas et Mélisande, el Rey Marke, de Tristan und Isolde, y el Gurnemaz de Parsifal, siempre con resultados extraordinarios, pero el mundo del lied es otra cosa que el de la ópera, sin embargo, Selig ha demostrado que se desenvuelve en él, con igual o mayor desenvoltura. Su voz posee un bellísimo centro, unos graves rotundos y sonoros, sin perder calidad en la zona más aguda a la que asciende con una naturalidad sorprendente. Si a estos unimos una expresividad contenida, majestuosa, y una capacidad inusitada para el matiz, nos encontramos ante unos de los grandes del lied de nuestros días.

El recital tuvo un programa, sin concesiones, pero bellísimo y perfectamente construido con obras de Carl Loewe, Rudi Stephen y Hugo Wolff.

Decía la gran Christa Ludwig que un recital de lieder siempre debía comenzar con una obra fuerte e intensa, rechazando la idea de que se construyese de menos a más. Siguiendo este principio Selig y Huber comenzaron con la sección dedicada a las composiciones de Carl Loewe, con el arrolador Odin Meeresritt (Odín cabalgando sobre el mar) en la que se nos narra la parada del dios nórdico en la fragua del maestro Oluf para que le repare las herraduras de su caballo,  con el que se dispone a llegar hasta Noruega cabalgando sobre el mar. Un lied de tinte épico, salvaje, majestuoso. Selig y Huber nos hicieron sentir el temor del herrero y la grandeza del dios y  su desaforada carrera sobre el mar seguido por los cuervos.

Tras este vinieron el tremendo Edward, con la obsesiva repetición de la exclamación de la madre “Edward, Edward”, después Herr Oluf (El caballero Oluf) con todos los ingredientes de misterio y tragedia de una saga nórdica, el macabro Der Nächtliche Heerschau (El desfile nocturno) grandioso en su tétrica grandeza. Después la versión de Loewe de “Der Erlkönig” (El rey de los alisos), también arrollador en su angustiosa huida del maléfico monarca de los alisos. Majestuosos Selig y Huber de nuevo, en Der Pilgrim vor St. Just, traducido a nuestra lengua como “El peregrino ante San Justo” cuando, refiriéndose a Carlos V, debería haberse traducido como “El peregrino ante el monasterio de Yuste”. Para concluir la primera parte del programa con una interpretación fuera de serie de Archibald Douglas.

La segunda parte comenzó con tres Goethe Lieder de Hugo Wolf, los titulados El arpista I, II y III Donde Selig y Huber, cambiando el registro, nos transportaron a un mundo triste y desolador, en el que el bajo demostró como es capaz de desenvolverse sin problemas en un registro más íntimo.

Después escuchamos dos composiciones del malogrado compositor alemán Rudi Stephan, muerto en la Primera Guerra Mundial con 28 años. La obras seleccionadas Am Abend (Al atardecer) y Memento vivere, son de una desoladora desesperanza. Dos obras oscuras, amargas y magníficas que llevaron al paroxismo la alta tensión que presidió todo el concierto hasta ese momento. 

Después volvimos a Wolf con el meditativo y resignado Grenzen Der Menschheit  (Los límites de lo humano) para concluir con tres Abend Lieder (Paisajes nocturnos) en los que encontramos un remanso de paz, tras un viaje tan profundo como doloroso por la existencia.  Selig y Huber hicieron una verdadera demostración de su inenarrable capacidad para pasar, de un mundo feroz a otro sosegado y melancólico,  con idéntica maestría.

Como única propina, no se podían dar más  tras sesión tan intensa, Frage Nicht (No preguntes) de Hugo Wolf. Magnífico programa y magníficos intérpretes. Que repitan.

Francisco Villalba

Franz Josef Selig, Gerold Huber.
Ciclo de Lied, CNDM. Teatro de la Zarzuela, Madrid.

 

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