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Festival Terras Sem Sombra

Tierras que asombran

mayo 2018

A escasos kilómetros de la frontera con España, el Baixo Alentejo es una región rica en paisajes, con un vino que besa en los labios al que lo bebe y con unas gentes enamoradas de sus tierras. Compuesto por 13 concelhos en el Distrito de Beja, esta comarca ha celebrado la 14º Edición de Terras Sem Sombra, el Festival do Baixo Alentejo 2018, con el título “Aproximando o Distante - Tradição e Modernidade na Música Europeia (Séculos XVI-XXI)”. Con la dirección de José António Falcão, cuenta con la dirección artística de nuestro querido Juan Ángel Vela del Campo, que programa con inteligencia y chispa.

“Haznos una visita al Festival -me dijo Juan Ángel-, te sorprenderá esta tierra y sus gentes”. No lo dudamos un momento, y tras pasar unos días en la cautivadora Lisboa, sin que Eurovisión nos contagiara su pasión por la mala música, un sábado por la mañana me encontraba montado en un autobús camino de Beja. Llegar a este bello pueblo es como entrar en el universo de Amarcord de Fellini, donde se respira una pasión por sus productos, sus tierras, con gente cariñosa que se saludan una y otra vez en un portugués que hablan a toda velocidad y que se dirigen a uno con cercanía, como si le conocieran desde hace años. Tras almorzar un cordero ensopado servido una y otra vez con generosidad en el Restaurante Luiz da Rocha y hablar con el sabio José António Falcão sobre las virtudes de Beja, con la nueva incorporación de un obispo que ama más las misas que la música y que ha dejado las iglesias solo para el culto y no para Mozart o Bach, lenguajes más divinos que cualquier otro, partimos tan saciados como un obispo a conocer las bellezas del pueblo, especialmente en una ruta programada sobre Soror Mariana Alcoforado (Beja, 1640-1723, Beja), religiosa autora de las Cartas portuguesas o Cartas de amor de la monja portuguesa (1669), cinco famosas misivas amorosas consideradas como una obra maestra de la literatura universal.

Este recorrido organizado, que es un plus a los conciertos y que reunió a buena parte de la audiencia de esa misma noche, culminó, tras la iglesia principal, casa natal de Mariana y museo de Beja, en la biblioteca, donde nos regalaron una preciosa edición de las Cartas, con ilustraciones de Susa Monteiro.

Canto corso: Barbara Fortuna

Tras descansar brevemente, nos esperaba el concierto en el Convento de São Francisco, reconvertido en acogedor hotel (Pousada de São Francisco), de Barbara Fortuna (cuarteto de canto corso), que justo el día anterior habían cantado en el ciclo de la Universidad Autónoma de Madrid en el Auditorio Nacional de Música. Con diferencias al ofrecido la noche anterior en Madrid, Barbara Fortuna es como un viaje por el Mediterráneo, nos salpica el agua tibia y acabamos cubiertos de salitre quemado por el sol: su canto proviene de las más profundas culturas mediterráneas, con atrevidas disonancias que nos pueden recordar a Monteverdi y con claras alusiones al canto siciliano (a Italia en general) y a diferentes cunas de un mar que tiene un pacto con el sol, incluido un orador matutino de los minaretes musulmanes.

La belleza vocal de este cuarteto no puede entenderse (ni explicarse) desde los cánones clásicos. Cantan de maravilla, pero cantan en su estilo. Fundamentado en un discurso de liberación y de nacionalismo corso, es tal la belleza de cada canción, que el Convento, repleto de público y adecuadamente bañado de una luz azul eléctrica que nos trasladaba al mismo color de este mar, acogió uno de los conciertos más bonitos y diferentes que he escuchado en mi vida. A capella o con una guitarra, las canciones, repletas de guiños y metáforas sobre los placeres de la vida, incluida la religión (un Ave Maris Stella realmente emocionante) nos hacían mirarnos a los asistentes con cara de felicidad, que fue correspondida por Barbara Fortuna con varios regalos finales impagables. Una delicia que no había acabado…

Marchamos todo el séquito a cenar, donde nos esperaban representantes locales del Cante Alentejano, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, que comenzaron a cantar mientras degustábamos exquisito vino de la zona y la cena preparada por la propia gente de Beja, ya que es la sociedad civil la que se involucra profundamente en todo el festival. Este canto fue secundado por Barbara Fortuna, que comenzó su particular duelo vocal con los alentejanos, para goce de los que allí estábamos. La noche acabó con una luna que iluminaba Beja mientras aún sonaban los lamentos corsos de sus canciones por las calles.

La mañana siguiente estaba dedicada a una ruta de biodiversidad para observar las muchas aves del entorno, bajo un sol primaveral que iluminaba los verdes campos alentejanos, repletos de flores, olivos, pinos, eucaliptos, vides y lagos, una delicia para el viajero que ha descansado y que emprende la marcha que culmina un fin de semana centrado en un concierto, amenizado con estas actividades tan interesantes.

Almorzando bajo los árboles en un picnic delicioso, servido con todo detalle por la hacienda Herdade dos Grous, comprendí que los festivales de música no son nada sin su gente, sin el contacto y el cariño que les ponen y el acogimiento que ofrecen al visitante. En el Alentejo hay una calidad humana muy grande, se brinda a la primera que se puede, todo el personal del Festival se entrega a ayudar y cuando uno se marcha de Beja, del Alentejo, sabe que va a volver.

https://festivalterrassemsombra.org

por Gonzalo Pérez Chamorro

Foto: Barbara Fortuna ofreció un recital de canto corso repleto de belleza.
Crédito: Terras Sem Sombra 2018 / © Arlindo Homem 

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