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Fernando Lázaro

Una joven promesa hecha realidad

enero 2014

El nombre de Fernando Lázaro suena cada vez con más fuerza en escenarios y el ámbito musical. Es compositor, pianista y licenciado en Musicología por el Real Conservatorio Superior de Madrid, y a sus 39 años este albaceteño ya puede presumir de una sólida e importante carrera, habiendo trabajado con algunos de los más grandes artistas europeos (como el coreógrafo Renato Zanella), y estrenando sus obras en importantes Teatros de España, Rusia, México, Japón, Austria o Finlandia. Comenzó sus estudios musicales con 7 años en su ciudad natal, para luego continuar perfeccionándose con pianistas como Carmen Manzano, Mario Monreal o Leonel Morales. Fueron también sus maestros García Abril, García Asensio, Emilio Molina o Enrique Igoa. En 2012 su música se presenta en el prestigioso Tiroler Landestheater de Innsbruck, con un éxito rotundo. Sus obras han sido interpretadas por grandes de la danza mundial como Farukh Ruzimatov o Yulia Makhalina. El pianista Edelmiro Arnaltes también interpretó su música en el Festival del Escorial de 2002; la gran arpista Mª Rosa Calvo-Manzano le encargó una obra que ella misma estrenó en Madrid el pasado junio y, próximamente, hará lo mismo el pianista Albert Nieto. Ahora prepara un proyecto en el que forma equipo con compositores como David del Puerto o Agustín Castilla-Ávila. Fernando Lázaro ha sido un talento precoz que ya se consolida con numerosos éxitos y las mejores críticas de expertos.

Nos enteramos que desde niño ya destacaba en composición e improvisación al piano. ¿Cómo fueron esos comienzos?

En mi familia no conozco antecedentes musicales, así que para mis padres fue una sorpresa que quisiera estudiar música, siendo niño sentí esa necesidad. Empecé con 7 años en un órgano eléctrico y ya tocaba de oído la música que escuchaba. Según ganaba destreza, disfrutaba muchísimo improvisando, también recreándome en piezas conocidas y variándolas. Comencé a componer desde jovencito, en aquella época eran piezas sencillas claro, fue en la adolescencia  donde ya desarrollaba composiciones quizá más interesantes.

 A los 16 años crea su primera obra sinfónica sorprendiendo a veteranos maestros, uno de ellos el compositor Arturo Moya, quien fue alumno de Honegger, por su calidad musical y porque no tenía ninguna formación en composición ni orquestación. ¿Qué siente un adolescente ante esto?

No sé, era muy joven y tal vez no demasiado consciente. Es cierto que recuerdo provocar cierto revuelo entre mis profesores cuando vieron la partitura y, sobre todo, cuando escucharon la grabación en un sintetizador. Lo que hacía era algo para mí normal y nunca le di demasiada importancia, de lo cual me alegro. Siempre me he guiado por la intuición, aunque haya tenido excelentes profesores me considero muy autodidacta.

En el presente, ¿cómo fue trabajar junto a uno de los grandes coreógrafos como el italiano Renato Zanella? Todos sabemos que dirigió el Ballet de la Ópera de Viena; que alguien de este nivel confíe en ti debe ser todo un orgullo y una gran responsabilidad

Lo fue y mucho ambas cosas, además era la primera vez que se me encargaba un ballet. Antes había compuesto para escenas sueltas, en Carmen, por ejemplo, pero esta vez la música sería solo mía y encima supervisada y coreografiada por Renato Zanella, uno de los nombres con más prestigio del mundo. El ballet se tituló Brishen y se estrenó en el Teatro de Madrid en 2010, fue un proyecto arriesgado ya que fusionamos música y danza contemporánea con el flamenco. Trabajar con alguien como Renato te obliga a esmerarte al máximo y a aprender. El reconocido crítico Roger Salas escribió en “El País” unas estupendas declaraciones sobre Brishen. En resumen, lo sentí como un reto y un privilegio en todos los sentidos.

En 2011 recibe el encargo de otro ballet por parte del Teatro Estatal de Innsbruck (Austria) lugar donde se estrenó. Aquí trabajó junto a uno de nuestros grandes coreógrafos, Ángel Rodríguez. Háblenos de esta experiencia tan interesante.

Ángel es un artista de máximo nivel; trabajar con él también te obliga a esmerarte con mucho rigor. Es un gran coreógrafo y muy exigente, por eso su trabajo es estupendo. Para mí fue un proceso arduo no sólo por lo que exige componer un ballet de casi hora y media, también porque estaba en el último curso de Musicología y tuve que compaginar ambas cosas. El ballet se titula Das brennende dorf (La aldea en llamas). Se estrenó en abril de 2012 en el Tiroler Landestheater, con la TanzCompany Innsbruck, dirigida por Enrique Gasa Valga. Yo tenía algo de miedo por la “exigencia” del público austriaco, pero el resultado fue excelente, el público se puso en pie aplaudiendo a tempo durante un buen rato, así que acabé muy satisfecho.

Aparte de Austria, sus obras también han podido escucharse en importantes teatros como el Shinjuku Bunka Theater de Tokio, el Teatro Mikhailovsky de San Petersburgo o el Teatro Juárez de Guanajuato en México, aquí cuando usted tenía sólo 25 años ¿qué sintió?

Mucha emoción y más con esa edad. En México se estrenaron cinco canciones líricas que compuse, con la suerte de que la soprano María Rolando y el tenor Rodolfo Albero, grandes cantantes, junto a la Joven Camerata Lírica, llevaron a cabo el estreno. También la Compañía de Rosario Castro (Suite Española) ha tenido mucho que ver en la difusión de mi música, la han llevado por muchos sitios, desde un principio confiaron en mí por lo que les estoy tremendamente agradecido. Ha sido un orgullo conocer a todos estos grandes artistas y sobre todo tenerlos como amigos.

Respecto a su faceta como pianista, uno de sus conciertos al que guarda más cariño es el ofrecido en el Palau de Valencia en 2004. ¿Por qué?

He tenido la suerte de tocar en salas muy bonitas y a la vez importantes, interpretando en muchas ocasiones mis obras, algo primordial para mí. El concierto del Palau de Valencia lo recuerdo con mucho cariño sobre todo porque fue a favor de las víctimas del 11-M, tanto el Palau como la ONG “Axa de todo Corazón” me dieron esta magnífica oportunidad. Hubo lleno absoluto y la entrega del público fue total, también los aplausos se prorrogaron mucho. Se creó un ambiente muy especial, la verdad.

María Rosa Calvo-Manzano, considerada una de las mejores arpistas actuales, le encargó la obra Mariposas de los jardines de Marte, para arpa y flauta, que ella misma estrenó en la sede de la SGAE de Madrid, junto al flautista Vicente Martínez. ¿Qué nos puede contar? ¿Por qué este título?

Conocer a María Rosa ha sido un privilegio en muchos sentidos y, por supuesto, el hecho de que te encargue una obra y ella misma sea quien la estrene lo es también. El marco del estreno fue la SGAE de Madrid, pero los ensayos fueron en su casa, donde conocí a Vicente, un músico enorme. Junto a la mía, también se estrenaron obras de Zulema de la Cruz y José Susi, entre otros, y todo salió perfecto. El título lo puse para que me lo pregunten, por nada más (risas)… La verdad es que fue la música quien me lo sugirió. Próximamente se presentará en el Conservatorio Superior de Madrid, así que estoy muy ilusionado.

En 2006 fue invitado al II Congreso Internacional de Música de Cine de Úbeda, junto a grandes compositores de Hollywood. Cuéntenos su vinculación con este género.

La buena música de cine me apasiona y esta fue una experiencia maravillosa. En el Congreso, aparte de realizar una ponencia sobre mi trabajo, ofrecí un concierto tocando bandas sonoras transcritas por mí al piano; lo emocionante fue que entre el público estaban Basil Poledouris, John Debney o Bruno Colais, entre otros reconocidos compositores, así que imagine mis nervios después de llevar toda la vida escuchándoles en películas. Hace poco he trabajado con Álvaro Pastor, quien fue nominado al Goya como mejor director (junto con Antonio Naharro) por “Yo, también”. Lo próximo que haré con él será la música de su nuevo documental. Álvaro tiene mucho talento y eso siempre es de agradecer porque ayuda. Espero seguir trabajando con él.

¿Cómo es su música y cómo definiría su estilo?

Antes de nada considero importante que un creador conozca muchos estilos para que, aparte de cultivarse, si es necesario pueda trabajar con ellos. Siendo muy joven compuse obras incluso renacentistas, pasando por el barroco, clasicismo, romanticismo, impresionismo, etc.; me interesaba conocer las pautas de estos lenguajes, cosa que creo me enriqueció mucho como compositor. Aparte de esto, siempre he tenido inquietud por lo contemporáneo, conocer los nuevos creadores y nuevas músicas. Creo que mi estilo actual aúna varios tipos, pero no sé definirme; para mí es necesario reflejar el tiempo en el que vivo y cómo yo lo siento. Mi música se mueve entre lo emocional y lo intelectual, mi concepto aúna estas dos vertientes, el objetivo es que cada nota comunique. Mi música a unos gustará más y a otros menos, pero soy honesto conmigo y con ella, lo considero primordial.

Háblenos de sus próximos proyectos.

Estoy trabajando en un gran proyecto en el que están implicados importantes artistas nacionales. Se titula “5 miradas de Mujer” y está basado en cinco escenas sobre cinco mujeres ilustres de la historia de la música: Carmen, Marlene Dietrich, Ella Fitzgerald, Édith Piaf y Amália Rodrigues. Los intérpretes serán Mayca Teba (maravillosa voz) y Albert Nieto, pues el formato del concierto es para soprano y piano, con música gestual. Los compositores son David del Puerto, Anna Cazurra, Voro García, A. Castilla-Ávila (reciente Premio de Música de Salzburgo) y un servidor. Cada uno compondrá la escena de una mujer distinta basándonos en sus vidas. Yo me ocupo de Amália Rodrigues, un requisito es que en mi escena aparezca un fado y es lo que he intentado hacer. La verdad es que es un lujo trabajar junto a toda esta plantilla de artistas. Esperamos su estreno para este año.

Por: Elena Trujillo Hervás 

www.fernandolazaro.com

FOTO: El compositor Fernando Lázaro.
Acred.: Juanjo Valverde.

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