Música clásica desde 1929


Un punto de encuentro de actividades musicales con artistas, instituciones y gestores


Brentano String Quartet

No es un cuarteto más

octubre 2015

Es uno de los más prestigiosos cuartetos de cuerda de la actualidad, llevan más de dos décadas recibiendo el aplauso de público y crítica de Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y Australia, en célebres salas de concierto, como Carnegie Hall, Barbican Centre, Concertgebouw Amsterdam, Konzerthaus Viena, Sydney Opera House, etc. Su catálogo de programas supone un soplo de aire fresco en el mundo del cuarteto de cuerda. “El cuarteto Brentano es algo especial”, escribió el afamado crítico Paul Griffiths en el New York Times. “Delicado y fresco... Apasionado y fascinante”. La formación americana, que ya ha actuado en los Auditorios de Madrid, Barcelona y Tenerife, así como en el Palacio Real con los Stradivarius de la colección palatina, actuará este mes en Galicia, Madrid y Murcia.

En el programa, Schumann y Mendelssohn, y el último de los Cuartetos de la integral de Beethoven. Su interpretación de otro de los últimos Cuartetos beethovenianos, el Op. 131, es el  Leitmotiv del film A Late Quartet; incluso Nina Lee aparece al final, ¿cómo surgió el proyecto con Yaron Zilberman? 

Yaron es un entusiasta melómano. Nos vio interpretar el Op. 131, y nos propuso participar en su proyecto. La grabación se hizo antes de la película, así que fue casualidad que se convirtiera en la banda sonora. El papel del chelista que reemplaza al personaje de Christopher Walken estaba, en principio, pensado para un actor. Pero Yaron decidió que participase Nina en la película, como una especie de guiño con los músicos, ella es la chelista que sustituye a Peter. Antes del rodaje, tocamos el Op. 131 para los actores, para estudiar posiciones y gestos, y tuvimos oportunidad de hablar de la música con ellos. ¡Fue un momento inolvidable para nosotros! Nos hizo mucha ilusión ser parte de la película y estamos muy agradecidos a Yaron por habernos permitido acceder a un público que no nos conocía.

Más de veinte años son muchos años de ensayos, viajes... ¿Además de buenos músicos, hay que ser buenos amigos para hacer música juntos?

En el día a día de un cuarteto de cuerda se trabaja intensamente con las mismas personas con algo que todos amamos: la música. Nuestro reto es crear una visión conjunta de la obra, que cuatro individuos suenen como si se tratase de uno solo, y hacerlo una y otra vez durante años. Si no se comparten propósitos y valores musicales y humanos, no es posible hacer bien este trabajo. La relación en un cuarteto, como en otras relaciones duraderas, exige confianza, sinceridad, respecto, paciencia… Si ya es difícil entre cuatro amigos, ¡imagínese lo difícil que sería entre cuatro personas que no se lleven bien entre ellas!

Repertorio clásico, romántico, y también contemporáneo; obras de Charles Wuorinen, Gubaidulina, Harbison, Vijay Iyer, Bruce Adolphe... Celebraron su primera década con  el encargo a varios compositores de piezas que dialogan con los movimientos de El arte de la fuga de Bach; en su vigésimo aniversario, Fragmentos, un proyecto que conecta pasado y presente, ¿algún otro proyecto con compositores del siglo XXI?

Tenemos varios proyectos con compositores que ya han colaborado con nosotros, como Steven Mackey, Shulamit Ran y Stephen Hartke, y también, con otros nuevos, como Matthew Aucoin y David Gompper. La mayoría son para cuarteto de cuerda, pero hay quintetos con violonchelo y clarinete. Para nosotros siempre es emocionante implicarnos en el nacimiento de nuevas obras y tener el privilegio de estrenarlas. Y que esas obras sigan teniendo vida más allá de nuestro grupo; un buen número de obras encargadas por nosotros ya forman parte del repertorio, lo cual es muy satisfactorio.

Más de dos décadas actuando en las mejores salas de concierto del mundo es un claro referente de que el público les apoya, ¿cuál es el secreto de su éxito?

No existe una fórmula secreta. Nosotros lo atribuimos a la combinación de buena suerte, buena actitud y trabajo duro. La suerte de conocer a gente, al inicio de nuestra carrera, que creyó en nosotros y nos apoyó, como Mitsuko Uchida o el compositor Bruce Adolphe, y más adelante, dos matrimonios muy amables y pudientes, a quien agradecemos nuestros magníficos instrumentos y nuestra primera residencia universitaria, en la Princeton University. Una buena actitud implica confianza, respeto y tolerancia. También lograr un buen equilibrio entre nuestro ideal artístico y las necesidades de promotores y  público a la hora de seleccionar el programa, por ejemplo. Y trabajar duro, porque nuestro principal trabajo es tratar de sonar lo mejor posible, dar lo mejor de nosotros y conseguir la mejor interpretación. Y todo esto, en medio del caos de los viajes, y un montón de detalles adicionales, es sorprendentemente fácil de olvidar. 

http://www.brentanoquartet.com/

Lorena Jiménez

Foto: El Cuarteto Brentano prepara una gira por España en noviembre.
Acred: © Peter Schaaf

2014
Anterior Ximo Vicedo
Siguiente Annalisa Stroppa, mezzosoprano