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Antoni Wit

La voz de la experiencia

noviembre 2013

Nacido en Cracovia, el nuevo titular de la Orquesta Sinfónica de Navarra Antoni Wit es uno de los directores más reputados del panorama musical internacional. Director artístico de la Filarmónica de Varsovia desde enero 2002, Wit aportará su experiencia y madurez  a una agrupación que conoce muy bien, ya que ha sido su principal director invitado durante las últimas temporadas. Ganador del primer premio en el Concurso Internacional  de Dirección  “Herbert von Karajan”,  en 1971 se convirtió en su asistente en el Festival de Pascua de Salzburgo. Desde entonces,  Wit ha dirigido a las más importantes orquestas de todo el mundo y ha vendido cerca de cinco millones de copias de sus CDs del sello Naxos. Sus aclamadas versiones de los Conciertos para piano de Prokofiev, con el pianista Kun Woo Paik, y de las obras completas de Szymanowski han sido premiadas por la crítica internacional, al igual que su DVD con la Tercera y Cuarta de Szymanowski para el sello ICA Classics. Tras ser nominado seis veces a los Grammy, su grabación del Concierto para trompa, Partita, El despertar de Jacob y Anaklasis de Penderecki, ha recibido este año uno de estos prestigiosos premios. Y ahora desembarca en la ONS con la ilusión y las ganas del principiante que inicia una nueva aventura artística.

¿Qué ha significado para usted su nombramiento como director titular de la Orquesta Sinfónica de Navarra?

Me siento muy feliz de iniciar una nueva etapa de mi ya larga trayectoria artística como director titular de la Orquesta Sinfónica de Navarra. Es un momento muy importante y especial para mí, y también para la orquesta, con la que trabajo muy a gusto desde hace años. Mis experiencias con el público español han sido siempre extraordinarias. Me siento un director muy querido en este país y, muy especialmente, en el Baluarte de Pamplona.

En su opinión, ¿en qué momento técnico y artístico se encuentra la orquesta?

Creo que la Sinfónica de Navarra es una de las mejores orquestas españolas del momento. Está compuesta por extraordinarios músicos. La calidad artística y humana de los profesores de la OSN es extraordinaria, por lo que resulta muy fácil plantearse nuevos retos. El problema no es otro que el gran recorte presupuestario que ha sufrido la orquesta por culpa de la crisis económica, lo que dificulta enormemente abordar nuevos proyectos artísticos.

¿Qué retos se ha marcado de cara a los próximos tres años al frente de la OSN? ¿En qué medida su trabajo va a influir en la conformación de la personalidad sonora de esta agrupación?

Mis retos artísticos como director titular de la OSN pasan por ampliar su repertorio, con obras que no haya tocado hasta ahora, así como con piezas que no se programan desde hace tiempo. Lo que me interesa es que la orquesta siga creciendo desde el punto de vista artístico y alcance un perfil muy definido. Tras mi larga experiencia al frente de importantes orquestas del panorama musical internacional, no me resultará difícil dotarla de una personalidad artística, tratando en profundidad el repertorio. Los resultados se van logrando con el trabajo diario, con criterios muy concretos que los músicos de la orquesta asumen y que el público percibe a través de sus interpretaciones. Lograr ese sonido personal es uno de mis principales objetivos, así como llevar a cabo los interesantes proyectos discográficos que tenemos en la agenda. En definitiva, el secreto está en trabajar con intensidad para obtener los mejores resultados.

Esta temporada dirige a la OSN en tres conciertos en los que sonarán obras de repertorio, entre otras, la Quinta de Beethoven, la Quintade Schubert y el Requiem de Mozart. ¿Qué criterios se han seguido para la elección del repertorio? ¿Qué líneas temáticas le interesan desarrollar en Pamplona?

Esta temporada dirigiré únicamente tres conciertos porque mi nombramiento se produjo muy tarde, cuando la programación de la presente temporada estaba ya prácticamente cerrada, al igual que mis múltiples compromisos internacionales. Mis criterios de selección del repertorio son muy simples, elaborar una programación heterogénea y variada, en la que tengan cabida el mayor número de géneros y estilos musicales, lo que podríamos denominar un programa “para todos los públicos”. Trataremos de traer a Pamplona solistas que los aficionados quieran escuchar. También quiero colaborar estrechamente con el Orfeón Pamplonés, al que he tenido el placer de dirigir recientemente en el Requiem de Verdi, conmemorando el décimo aniversario del Baluarte. Voy a estudiar muy seriamente sus propuestas de repertorio sinfónico-coral para las próximas temporadas. No obstante, también voy a asumir el riesgo de programar estrenos y obras menos conocidas que, por su calidad, merece la pena difundir. Estoy seguro de que al público también le gustará descubrir nuevos repertorios que hasta ahora le eran totalmente desconocidos.

Suponemos que no faltará la música rusa  y polaca en las próximas temporadas.

Como comentaba anteriormente, mi idea es que la programación incluya músicas muy  diferentes. Por supuesto, me encantaría dirigir obras de autores polacos que me resultan muy familiares y que conozco en profundidad. El problema es que las más importantes partituras de Szymanowski, Górecki y Penderecki requieren de una gran orquesta, por lo que son obras que, hoy por hoy,  la OSN difícilmente puede afrontar. No obstante, una de mis grandes ilusiones es poder dirigir más música española pues, aunque le resulte paradójico, cuando trabajo en España crece en mí “un sentimiento muy patriota”. No hay que olvidar que hace años fui el director titular de la Orquesta  Filarmónica de Gran Canaria, una experiencia de la que guardo un magnífico recuerdo.

¿Cómo se convirtió en titular de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria?

Fue a través de Rafael Nebot, fundador del fantástico Festival de Canarias, quien tuvo la idea de llevarme a Las Palmas para que me convirtiera en director titular de la Orquesta. Recuerdo que me visitó en Katowice, donde dirigía en aquel momento a la Orquesta Sinfónica de la Radio Nacional Polaca, en el mes de diciembre. Estábamos a una temperatura de menos 20 grados y todo lleno de nieve, unas condiciones climatológicas extremas para un canario… En Las Palmas fundé una pequeña orquesta con magníficos músicos. El trabajo que hicieron su por entonces presidente Gonzalo Angulo y su gerente Juan Márquez para formar y consolidar a la OFGC fue extraordinario. Tras cumplir mis obligaciones como titular, me convertí en su principal director invitado y pude vivir de cerca como la orquesta iba creciendo, no sólo en cuanto al número de profesores, sino también desde el punto de vista técnico y artístico. Fui testigo de la creación de su actual sede, con su magnífica sala de ensayos, y del sorprendente Auditorio “Alfredo Kraus”. Y todo ello gracias a la labor administrativa y de gestión que se desarrolló durante aquel tiempo.

En su opinión, ¿existen todavía diferencias entre las orquestas internacionales o son cada vez más homogéneas?

A pesar de que el mundo se está convirtiendo en una aldea global, las diferencias entre las orquestas existen. Hace cuarenta años estas diferencias solían ser mucho más grandes de lo que son hoy.  No obstante, detrás de cada orquesta hay una tradición musical que perdura con el tiempo, lo que podría considerarse “su espíritu”. Y, así, aunque los músicos que las forman van cambiando, ese “espíritu” permanece. Por ejemplo, las orquestas inglesas son muy flexibles, se siente que quieren hacer lo que el director les marca. Por otro lado, las mejores orquestas alemanas son más rígidas, prefieren su propia tradición…

Usted afirmaba anteriormente que le gustaría dirigir más música española. ¿Cuáles son sus compositores españoles favoritos y por qué?

Por supuesto, Manuel de Falla y no necesito explicar las razones. Pero conozco y admiro también la obra de otros muchos compositores españoles como Sarasate, Rodrigo, Toldrà, Guridi, Ernesto Halffter; y también de autores todavía vivos como Javier Darias, Tomás Marco o Joan Guinjoan. Espero poder dirigir en Pamplona mucha música española.

Volviendo al pasado, ¿qué directores han ejercido una mayor influencia en su forma de dirigir? ¿Qué recuerdos tiene de sus trabajos con Penderecki?

En los años sesenta, durante mi etapa de estudiante, Polonia era un país muy cerrado. Mis primeros maestros fueron Henryk Czyz y Witold Rowicki. Fueron ellos los que realmente abrieron mis horizontes artísticos. Czyz fue en realidad mi profesor y Rowicki me ayudó más como su asistente en la Orquesta Filarmónica de Varsovia. En el año 1967 me trasladé a Francia donde estudié con Nadia Boulager. Y luego, después de ganar el primer premio en el Concurso “Herbert von Karajan”, me convertí en su ayudante. Ni qué decir tiene que fue una experiencia muy interesante. Aprendías con tan sólo verlo dirigir. Me quedé impresionado con la enorme energía que imprimía a los músicos… También fui alumno de Penderecki y con él preparé algunas de sus obras, a veces en estreno absoluto, como Lacrimosa y Agnus Dei. He grabado más de 20 CDs dedicados a su música en Naxos, sesiones en las que ha estado presente y ha sido una experiencia extremadamente interesante. Después, he tenido la suerte también de colaborar con otros compositores como Messiaen, Lutoslawski, Górecki, Wojciech Kilar, Sofia Gubaidulina, Arvo Pärt… Fue una experiencia fantástica poder trabajar con estos autores, entre otras cosas porque cada uno es diferente a los demás… Podría contarle tantas cosas que necesitaría que me hiciera otra entrevista… 

¿Tiene algún proyecto de gira o de grabación con la OSN?

Me gustaría poder organizar alguna gira, tanto dentro como fuera de España, porque sé que hay muchos lugares donde al público le encantaría poder escuchar a la Orquesta Sinfónica de Navarra. Pero, todos estos proyectos dependen del presupuesto económico, que en este momento es muy precario como consecuencia de la crisis. Es el mismo problema que tenemos con las grabaciones. Tras el éxito que tuvieron los cuatro CDs dedicados a Sarasate, el sello Naxos esta muy interesado en publicar nuevas producciones discográficas de la Orquesta, en las que también participe el magnífico Orfeón Pamplonés. Estamos iniciando las negociaciones para llevar a cabo varios trabajos dedicados a Bruckner, Dvorák, etc. Por el momento son simplemente proyectos, por lo que habrá que esperar. 

Por: Elena Trujillo Hervás

Foto: Antoni Wit, director titular de la Orquesta Sinfónica de Navarra.
Acred.: CJ.MULTARZYNSKI

 

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