En una exigente exploración de la complejidad como la emprendida por el compositor español Alberto Posadas (n. 1967) es casi natural que la imagen del laberinto se erija en una metáfora privilegiada de su estética. Esa construcción que, sin ser caótica (por el contrario, el laberinto suele ser resultado de la máxima racionalidad), se resiste a una percepción única y unificada, ofreciendo a aquel que se interna en ella una permanente sensación de pérdida o extravío, es el explícito referente que, a través de algunas de sus modulaciones históricas (Creta, Borges o Escher), Posadas recoge en un extenso ciclo destinado a un orgánico tan singular como el cuarteto de saxofones.

La intrincada y rigurosa escritura instrumental tiene algo de exhaustiva en su voluntad por registrar todas las posibles multiplicidades que tal combinación, y sus extendidas técnicas de emisión, pueden llegar a alcanzar. La complejidad estructural, apoyada en la aplicación de modelos matemáticos, reclama una escucha en continuada tensión, impelida y obligada por las perpetuas oscilaciones y transformaciones del devenir sonoro. 

De igual manera, sólo unos intérpretes en los que se conjugue un irreprochable virtuosismo con un compromiso absoluto, como es el caso del conjunto Sigma Project, pueden efectuarlo. Una música ardua, pero no por ello menos necesaria.

David Cortés Santamarta