Philippe Jaroussky, contratenor. Ensemble Artaserse / Philippe Jaroussky.
Erato, 0825646257508 (CD)
Afortunado reencuentro con Vivaldi
Antonio Vivaldi ha ejercido un rol primordial en la vida de Philippe Jaroussky. Sus composiciones, que se ajustan perfectamente a sus aptitudes canoras, le han aportado grandes éxitos a lo largo de su triunfante carrera. Según su propio testimonio, Pietà no supone un disco más para el francés. Es producto de la necesidad personal de cerrar una trilogía sobre Vivaldi que inició en 2005 con Virtuoso Cantatas, junto a Artaserse, y que continuó, de la mano de Spinosi y el Ensemble Matheus, con arias de ópera en Vivaldi Heroes (2006). Esta vez, recurre de nuevo a su propia agrupación para abordar un repertorio vocal exclusivamente sacro. Junto a obras celebérrimas y presentes en el repertorio de todo contratenor, como el Stabat Mater RV 621, el Salve Regina RV 618 o el aria Domine Deus de su Gloria RV 589, Jaroussky ha introducido motetes de sublime belleza que, hasta la fecha, no han gozado de su merecido status. Es el caso del espectacular Longe mala, umbrae, terrores RV 629, el amable Clarae stellae, scintillate RV 625 o el solemne Filiae maestae Jesusalem RV 638, que en su momento sirvió de introducción para su desaparecido Miserere.
En el aspecto interpretativo, Jaroussky continúa con un fantástico estado vocal, siendo aún la tesitura grave su más eminente reto. Su cada vez mayor madurez interpretativa solidifica sus ya grandes dotes y multiplica la excepcionalidad de su canto. Dando por hecho su solvente talento sonoro, sus dotes como director musical merecen aquí una elogiosa alabanza. Nunca había realizado las labores de solista y director con un grupo orquestal tan grande durante un proceso de grabación. Supera con creces las expectativas. Sin llegar jamás a alcanzar la fogosidad de los intérpretes italianos, el sonido de Artaserse es elegante; el estilo, cuidadísimo en cada mínimo detalle; la compenetración orquestal, revisada hasta el límite y el juego de planos sonoros, atento. Jaroussky ha escogido con sabiduría un equipo musical muy eficaz, encabezado por el sobresaliente violinista Alessandro Tampieri, por lo que el resultado no ha podido ser menos espectacular. Consciente de tal talento, les ha reservado un merecido espacio para exhibir el Concierto para cuerdas y continuo RV 120. Es justa también una especial mención al granado trabajo en este disco de Michel Pierre, ingeniero de sonido.
Philippe Jaroussky tenía razón. Realmente, Vivaldi sí le trae fortuna.
Delia Agúndez