Combinando dos Conciertos en cada disco, prosigue Mitsuko Uchida registrando los grandes Conciertos para piano de Mozart (es probable que no grabe la integral) con la celestial Orquesta de Cleveland, que suena de manera asombrosa, conjugando un sonido de terciopelo con intervenciones solistas prodigiosas (sin duda, la herencia del gran Mozart de Szell está latente). Tras sus interpretaciones con Tate, estas llegan aún más lejos, alcanzan mayor estado de trance y de profundidad expresiva, seguramente al tener la misma cabeza pensante en el pianista y director (la grabación es de abril de 2014). La perfección y la naturalidad fluyen a la par, encuentran en pianista y orquesta un solo ente que evoluciona creando belleza absoluta por donde pasa. Tal es la cantidad de música que brota que cuesta imaginar lentos más hermosos que estos (el Andante del n. 18 es sublime), teniendo en cuenta que por lento no se entiende el movimiento central, Allegretto, del n. 19, que abre el disco y que muestra un incomparable pianismo de tal colorido, acentuación y buen gusto (qué diferenciación de legato tan magistral). Conociendo las grandes interpretaciones de estas músicas, las de Uchida con Cleveland ya forman parte del Olimpo. Y no ha acabado el goce, quedan más por llegar.

Gonzalo Pérez Chamorro