Música clásica desde 1929

Discos recomendados de Ritmo

En esta sección encontrará los 10 discos que la revista RITMO recomienda cada mes, clasificados por meses y por su orden de recomendación del 1 al 10. Se archivan los recomendados desde junio 2011, para ver anteriores ir a "Ritmo Histórico".
Haciendo "clic" en el título de cada disco o sobre la foto, accederá a su ficha y a la crítica publicada en Ritmo y, cuando es posible, a las diferentes tiendas donde podrá adquirir el disco físico, o a las plataformas digitales desde donde podrá escucharlo en "streaming" o descargarlo online.

Ritmo OCTUBRE 2015 - Núm. 889

ITZHAK PERLMAN. THE COMPLETE WARNER RECORDINGS.

Varios intérpretes, directores y orquestas.
Warner, 0825646150694 (77 CDs)
Deluxe Edition



La crítica

70 años, Mr. Perlman

“Es imposible imaginar hoy en día la importancia y el patrimonio del violín sin pensar en el genio musical de Itzhak Perlman”
(Daniel Barenboim) 

Los primeros parpadeos del pequeño Itzhak ocurrieron justo después del final de la Segunda Guerra Mundial, el 31 de agosto de 1945, en Tel Aviv, donde, solo cuatro años más tarde, la poliomielitis le afectó privándole del movimiento de sus piernas. Pero aún le quedaban dos extremidades a pleno funcionamiento y un cerebro privilegiado para hacerlas funcionar. Con voz de bajo barítono (puede comprobarse en su pequeña actuación como el carcelero en un fragmento de Tosca, dirigido por Levine, o como narrador en el Pedro y el lobo, con la dirección de Mehta, ambas en esta edición), el adolescente marchó a Estados Unidos, donde estudió con los míticos maestros Ivan Galamian y Dorothy Delay en la Juilliard School, actuando de cuando en cuando en cenas privadas, hoteles y celebraciones para poder subsistir en la gran manzana. Ya en 1963 consiguió debutar por invitación en el Carnegie Hall, punto de partida de una carrera incomparable, posiblemente el mayor y más completo violinista del siglo XX y el que mejor supo apartarse de las grandes escuelas violinísticas que se desarrollaron en el siglo que le vio crecer.

Con motivo de su setenta cumpleaños, el sello Warner Classics ha editado una lujosa caja con 51 álbumes en 77 CDs, que completan todo lo grabado por Perlman para la antigua Emi y para Teldec y Erato, ya que esta edición, obviamente, no recoge nada de lo que registró para otros sellos, ya sean Deutsche Grammophon y Sony, con los que comenzó a grabar en la década de los noventa, dejando de hacerlo en parte para el sello británico.

La caja contiene un libreto exquisitamente producido con gran cantidad de fotografías, muchas de ellas procedentes de colecciones privadas y nunca antes publicadas. El libro con tapa dura nos muestra en un extenso recorrido de más de 100 páginas que muestra la obra del artista, contiene una nueva entrevista con Itzhak Perlman, escrita por Jean-Michel Molkhou, además de un ensayo sobre su vida y tributos personales y sobre las carreras de distinguidos músicos y compañeros como Ashkenazy, Barenboim, Renaud Capuçon, Gitlis, Kremer, Yo-Yo Ma, Repin o Vengerov.

Asimismo, como resumen de la edición, también se ha editado un triple CD con una selección y fragmentos de las grabaciones, nunca sesgadas, pero sí parciales, ya que de un concierto para violín se ofrece solo un movimiento. Quizá este producto tenga como destino un árbol de navidad y un asombrado destinatario que puede iniciarse alegremente con la música de Perlman…

The Complete Warner Recordings

Al igual que con la edición dedicada a Maria Callas y que en esta revista alabamos en los últimos meses de 2014 y en la portada de diciembre, Warner Classics ha vuelto a editar una lujosísima caja con las grabaciones y sus carátulas originales de LP, la gran mayoría de ellas con el músico en portada, ya que la Emi y concretamente el productor Suvi Raj Grubb supieron del poder de atracción de un violinista que se convirtió en pocos años en una estrella mediática, posiblemente al que la enfermedad y su dificultad para moverse le hizo conectar mejor con el público, que siempre ha sentido debilidad por los músicos con deficiencias físicas, como si la dificultad de sus movimientos añadiera un “más difícil todavía” a la ya complicada interpretación virtuosa de un violinista.

Perlman ha gozado de varias ediciones previas, una en 1995 y otra en 2003, ambas más modestas que la presente, que recoge íntegramente toda su actividad en estudio (con algunas grabaciones en vivo), junto a habituales partenaires, como Barenboim, Zukerman, Mehta, Ashkenazy o Previn, es decir, la crème de la crème de la que Emi podía disponer para que cada disco del violinista resultara una joya interpretativa. Por tanto, cada audición y cada disco no es solo Perlman, es, en algunos casos, fusiones de tal calibre como Carlo Maria Giulini con la Chicago Symphony (Concierto de Brahms, posiblemente la interpretación más maravillosa que se ha grabado), Bernard Haitink con Concertgebouw (Doble Concierto de Brahms, con Rostropovich al cello, de nuevo la gran referencia) o Daniel Barenboim con la Berliner Philharmoniker (Triple de Beethoven, con el propio director y Yo-Yo Ma, un goce para los sentidos). Resumiendo, adentrarse en la colección es encontrarse con buena parte de los mejores músicos de la generación de Perlman.

El músico de cámara

Las dos grandes creaciones para violín solo, Bach y Paganini (si obviamos a Ysaÿe), están presentes en sus grandiosas concepciones, especialmente el Bach, que con el paso de los años ha crecido interpretativamente. Paganini es quizá la perfección en su estado más claro. Su colaboración con Zukerman parió los Tríos de cuerda de Beethoven (con Harrell), encantadoras obras del clasicismo con Harrell o Still y tres discos con obras para dos violines (¡los Dúos de Bartók!). Más colaboraciones de cámara: con Argerich (Sonata a Kreutzer y Sonata de Franck, ambas divinas), el habitual y eficaz Samuel Sanders (Dvorák, Smetana), Bruno Canino (delicioso Stravinsky), Ashkenazy y Harrell (Trío de Tchaikovsky y los Tríos completos de Brahms y Beethoven) o, con el mismo Ashkenazy, unas densas Sonatas de Brahms.

Esta colección tampoco se priva de los caprichitos del músico, pequeñas piezas de salón en nada menos que diez discos, con arreglos de Heifetz, obras de Kreisler o los habituales bises, además de un entretenido Joplin con André Previn al piano, con quien también mantuvo muy buenas relaciones y con quien se amoldó a grabar un entretenido disco doble jazzístico con música y arreglos del oscarizado compositor y director (“A Different Kind of Blues” y “It’s a Breeze”). También hay discos que estaban destinados a un sector concreto, como el “Tradition & Klezmer” con melodías populares judías, que nos recuerdan el maravilloso control emocional y melódico del que siempre hizo gala, solo hace falta recordar el tema principal de La lista de Schindler, que según John Williams, el compositor, estaba escrito “pensando en él”.

El concertista

La variedad de conciertos y música concertante que regala esta colección es para pasar horas y horas de placer, desde dos versiones de Las Cuatro Estaciones (London Philharmonic e Israel Philharmonic), ambas con la habitual práctica clásica, hoy menos tolerada (como su Bach con Israel y el muy elegante con Barenboim, Zukerman y la English Chamber Orchestra), a reclinatorios discos como los Beethoven con Giulini y Barenboim (diferentes y necesarios ambos), el Shostakovich-Glazunov con Mehta, los Prokofiev con Rozhdestvensky o los “live” que se registraron para Teldec y Erato con el Doble de Brahms (Yo-Yo Ma y Barenboim), Mendelssohn, Stravinsky y el Segundo de Prokofiev, entre muchos otros discos y grabaciones realmente memorables.

Con su Stradivarius Sinsheimer, este “violinista en el tejado”, ahora también director, debido a que la edad le impide tocar con la soltura que él quisiera (en la edición se incluye un Mozart muy hermoso con la Filarmónica de Berlín), es historia fundamental del instrumento. Quizá, si hubiera que elegir uno y solo uno de los violinistas de la segunda mitad del siglo XX y por su gran capacidad de trabajo y repertorio, este sería Perlman, que, como dijo en un documental de Christopher Nupen, “no hay ningún secreto, consiste en tocar simplemente todas las notas que están escritas”.

Gonzalo Pérez Chamorro

 

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