La discografía de Yago Mahúgo nos había mostrado a un clavecinista fantasioso en Royer y meticuloso y poético en Rameau, por citar dos de sus grabaciones al teclado, pero hasta este C.P.E. Bach no se había sentado a grabar sobre el fortepiano, instrumento que con Yago funciona como el pintor y la modelo. Es más, me atrevería a decir que en el fortepiano Yago ha colocado su caballete y en él despliega lo mejor de su arte. Este disco, con Lieder de C.P.E Bach, de una belleza tremenda, es sin duda uno de los discos más hermosos que se han hecho en España, por lo inusual del repertorio y por la calidad de la música (textos de los Lieder en tres idiomas, español incluido). Yago cuenta con un cincuenta por ciento que es mucho cincuenta, ya que Mariví Blasco está sensacional, nada más que en el primer Lied, por ejemplo, un conmovedor Prüfung am Abend, que parece sacado de una de las Pasiones de su padre, el reto es tremendo, con expresión y altura compleja, ambas resueltas con gran naturalidad. Así, uno tras otro se suceden estas preciosas canciones (la poética intimidad es, quizá, la esencia de esta música), que además Yago se ha encargado de ofrecer también en su versión para fortepiano solo (tal como sugería el propio C.P.E.), en un pequeño, “egoísta” y por supuesto que perdonable gesto de tocar a solo sin su encantador cincuenta por ciento.

Gonzalo Pérez Chamorro