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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Una batuta más que interesante - por Enrique Bert

Vitoria-Gasteiz - 21/11/2024

Aún hoy, por desgracia, sigue siendo noticia que una mujer ocupe la dirección musical de un concierto sinfónico aunque por suerte y por lógica, esta noticia ocupa cada vez menos espacio en los medios de comunicación. Y en buena lid, la noticia no ha de ser el género de la batuta sino su calidad. Ello lo hemos podido comprobar en el tercer concierto de abono de la Euskadiko Orkestra al disfrutar de la labor, pulcra y efectiva, de la estonia Kristiina Poska, capaz de levantar un programa interesante con una calidad innegable y que recibió al término del mismo el reconocimiento general del público vitoriano, más que satisfecho.

De gesto pedagógico y diáfano, Poska consiguió que la Euskadiko Orkestra respondiera de forma adecuada a un programa que retrataba tres  culturas musicales europeas, a saber, la francesa, la germana y la escandinava. Pedagógico decimos porque el gesto de Poska es casi asistir una master-class de simbología en la dirección orquestal; y ello porque el gesto es diáfano, claro y preciso. Una gozada verla dirigir y apreciar su disfrute.

El concierto, comenzó con la célebre Suite de Pelleas et Melisande, de Gabriel Fauré, dictada con dulzura y precisión. Una sicilienne encantadora y una muerte de Melisande cargada de tristeza cerraron una interpretación hermosa. Por cierto, ¿soy el único que piensa que el centenario del fallecimiento del francés está pasando con cierto sigilo entre los melómanos?

El Concierto para violín y orquesta, de Robert Schumann es una obra singular en el corpus del alemán. Escrita en los últimos años de su vida no deja de ser una obra condicionada por sus contrastes estructurales y que son los que quizá le han evitado estar considerada entre las cimas del repertorio para este instrumento: frente a una imponente introducción orquestal que Poska llevó con intensidad sonora y que nos retrotrae a la figura de Ludwig van Beethoven, la escritura del violín –en este caso interpretado por la letona Baiba Skride- parece diluirse entre la orquesta, fundamentalmente en el tercer movimiento. Una versión la de Skride centrada y acertada de una obra que no trasmite la claridad de otras del compositor. Sorprendentemente –aunque con buen criterio para quien firma estas líneas- no hubo el cuasi obligado bis-alarde de la solista.

La Sinfonía nº 5, de Jean Sibelius cerraba el programa y nos adentraba en el siglo XX. Aquí Poska consiguió su máximo acierto. Escrita en tres movimientos que por desarrollo son prácticamente cuatro, la estonia nos enseñó un enorme primer movimiento con una coda final de quitar el aliento, un andante mosso equilibrado y sereno y un allegro molto final llenó de intensidad y en donde metales y viento estuvieron a un nivel digno de aplauso.

Un concierto sobresaliente que nos ha permitido descubrir a dos intérpretes de alta categoría y a las que nos gustará poder disfrutar más pronto que tarde en otra velada musical.

Enrique Bert

 

Baiba Skride (violín) y Euskadiko Orkestra.

Dirección musical: Kristiina Poska.  

Obras de Gabriel Fauré, Robert Schumann y Jean Sibelius. 

Auditorio del Conservatorio Jesús Guridi, de Vitoria-Gasteiz

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