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Crítica / OBNI inaugura un nuevo ciclo: La Stravaganza - por Simón Andueza

Madrid - 26/11/2023

En nuestro país el movimiento de la música antigua ha sido un fenómeno que ha crecido de un modo extraordinario en las últimas décadas. De ser considerada una música menor, extraña o de ser considerada para una minoría extraña, hoy podemos afirmar que la música anterior a 1750 -mayormente-  realizada con criterios históricos es un fenómeno primordial  dentro del panorama cultural español al que se le dedican los más importantes ciclos en nuestras instituciones y que cuenta con una multitud de músicos y agrupaciones surgidos en estas últimas tres décadas con una actividad concertística e investigadora de una magnitud apabullante. Estos hechos han revolucionado los hábitos y el gusto musical del gran público, quienes ya no se extrañan en ver en sus escenarios instrumentos que hace bien poco eran casi exclusivamente objetos raros que tan solo se podían observar en museos o exposiciones temáticas.

Ante este creciente e imparable fenómeno nos encontramos con una nueva alegría que se suma a todo lo anteriormente descrito, y es que uno de los talentos más excepcionales de este movimiento de la música antigua, Ismael Campanero, contabajista y multiinstrumentista virtuoso de los instrumentos históricos de cuerda frotada de la clave de fa, ha creado de modo absolutamente independiente, con una valentía digna de elogio, un nuevo ciclo musical dedicado a las músicas históricas.

Bajo el nombre de ‘La Stravaganza’, en homenaje a la afamada colección de conciertos de Antonio Vivaldi, el ciclo nace en esta primera edición 2023/2024 con un concierto al mes con algunos de los músicos más sólidos del panorama de la música antigua de nuestro país.

OBNI (Objeto Barroco No Identificado), Miriam Hontana, el propio Ismael Campanero, Daniel Oyarzabal, Carbono XIV, Andreas Prittwitz&Looking Back y Enrike Solinís participarán hasta junio de 2024 en la Iglesia Evangélica Alemana de Madrid, sita en pleno Paseo de la Castellana de Madrid, autentico oasis para el alma dentro de la vorágine del centro madrileño, tanto por su belleza como por su excepcional acústica y tranquilidad sonora.

El concierto que nos ocupa, el primero del ciclo, realizado el 23 de noviembre de 2023, lo protagonizó OBNI, uno de los grupos instrumentales más jóvenes que han surgido en nuestro país en los últimos años con mayor dinamismo, pasión musical y calidad artística que recuerdo, bajo el liderazgo asombroso de la violinista Miriam Hontana, auténtico prodigio excepcional del instrumento de cuatro cuerdas.

Em esta ocasión OBNI se nos presentó en formato de trío, con Miriam Hontana al violín, Ismael Campanero en el violone y Daniel Oyarzabal como clavecinista. Nos ofrecieron un delicioso recital, con algunos de los autores más fabulosos del período barroco con piezas de una variedad para un feliz disfrute directo de un atento y respetuoso público entregado a los intérpretes desde la primera pieza.

Comenzó el concierto con la Trio sonata en re menor de Alessandro Stradella (1643-1682). En esta obra Stradella idea un sorprendente diálogo virtuosístico entre dos instrumentos: el violín y el violone, a los que dota de personalidad, entidad y una gran dosis de necesario dominio técnico del respectivo instrumento. Miriam Hontana pudo así dejar constancia desde el primer momento de la tarde de su fabulosa técnica y naturalidad en el violín en su diálogo con Ismael Campanero en el violone, quien por su parte no desdeñó en absoluto las virtudes de sus compañera violinística, es más, sorprendió a toda la audiencia con sus carnoso sonido del instrumento, pero también con una depurada técnica del instrumento, tanto en su registro medio y grave, como en el inusual `pero aquí frecuente registro agudo, con absoluta franqueza y dominio. El Adagio central de la sonata, fue un delicioso dúo lleno de dulzura y belleza sonora entre ambos instrumentos, con un lujoso y original bajo continuo ideado por Daniel Oyarzabel en el clave que realzó sobremanera el conjunto.

A continuación, la Sonata para violín y bajo continuo en re menor RV 12 de Antonio Vivaldi (1678-1741) nos permitió disfrutar de la música de cámara vivaldiana, que raramente podemos disfrutar en directo. Su primer movimiento Adagio fue un absoluto remanso de paz en donde Miriam Hontana pudo recrearse en la belleza del las precioso melodismo de Antonio Vivaldi, con un soberbio gusto y dominio del instrumento que permitió añadir unos sorprendentes adornos a la melodía. En sus dos Allegros pudimos disfrutar de la vitalidad y del jovial desparpajo de la efervescente juventud de Hontana, en un fantástico ejercicio de la energía que los tres instrumentistas emanaban en perfecta conjunción. Debemos destacar el pasaje final de dobles cuerdas en el violín del Allegro final, de afinación intachable y de absoluta naturalidad.

Daniel Oyarzabal tuvo ocasión de presentar el flamante clave adquirido por Ismael Campanero como instrumento imprescindible para este ciclo de conciertos, y que gustosamente quedóm inaugurado con una fastuosa Sonata para clave de Domenico Scarlatti (1685-1757), compositor que podemos considerar felizmente como absolutamente español, aunque su origen Italiano y su apellido nos despisten. Esta sonata de una construcción absolutamente de fuga permitió a Oyarzabal exprimir las capacidades sonoras, expresivas y dinámicas del instrumento. Así, con una precisión envidiable en la pulsación y con una claridad meridiana que permitió distinguir cada motivo y su jerarquía de la compleja fuga, la belleza de la sonata y su dificultad constructiva no fueron obstáculo para que Oyarzabal diera una absoluta lección magistral de cómo se interpreta una fuga en un instrumento que resulta ser un absoluto deleite para los sentidos interpretado de este modo tan fabuloso, en una fuga breve pero ejemplar.

Seguidamente los tres intérpretes volvieron a unir sus fuerzas en la Sonata para violín y clave en si menor BWV 1014 de Johann Sebastian Bach (1685-1750) en una composición en la que el propio Bach dejó escrito el clave en sus totalidad, lo que permite interpretar esta pieza de un modo mucho más complejo y rico que si solamente hubiera escrito la línea de bajo continuo, confiriendo al clave un papel protagónico de excepcional riqueza. EL violone actuó como una sólida base de absoluta seguridad a la que encaminarse mientras violín y clave dialogaron en un complejo y fantástico ejercicio tejido por el genio de Leipzig, en donde Hontana y Oyarzabal demostraron su honda y profunda madurez interpretativa en toda una dicha de complicidad musical.

La noche continúo con más sorpresas, puesto que la siguiente obra que pudimos disfrutar, el Aire ‘The Mad Lover’ de una suite John Eccles (1668-1735), originalmente compuesto para violín y bajo continuo, se nos ofreció en un arreglo realizado por el propio Ismael Campanero para violone solo y clave. La pieza es un ground u ostinato, deliciosa forma hipnótica muy apreciada en el Reino Unido en donde en una rígida y circular sucesión armónica encomendada al bajo continuo que confiere esa infinita continuidad tan atractiva a la composición, el otro instrumento o voz solista, en esta ocasión el violone, es una dicha de la imaginación que el compositor quiera realizar para el solista. Así, Campanero nos dejó perplejos ante la expresividad que pudo arrancar de un  instrumento, el violone, que normalmente se emplea en labores de bajo continuo bastante más discretas y menos virtuosísticas. Ismael Campanero hizo que el instrumento cantara de un modo que a veces rozaba el llanto, gracias a la fabulosa sensación de lamento que el clave confirió en todo momento a la pieza, en su constante, pero nunca repetitiva ni aburrida, labor, dentro de su formidable progresión descendente. Ismael Campanero completó esta fantástica fantasía de Eccles con todo tipo de tensiones, distensiones, juegos dinámicos y momentos de formidable melancolía, al más puro gusto británico.

WL concierto terminó con una de las Sonatas del Rosario de Heinrich Ignaz Biber (1644-1704), la titulada La Crucifixión. Biber realizó una extraordinaria labor de imaginación y expresividad musical en estas sonatas, describiendo a través de su música con todo tipo de recursos unos fantásticos sentimientos religiosos. Para este preciso momento, la Crucifixión, es una absoluta labor de asombrosa fuerza y dramatismo la que confiere el compositor, y Miriam Hontana no desaprovecha la ocasión ni los formidables recursos expresivos que Biber pone a su disposición, para ofrecernos una de las más apasionadas, arrebatadoras y virtuosas versiones que jamás puedan presenciarse.

Después de esta asombrosa y espectacular versión de esta sonata, la totalidad del público, puesto en pie, reclamó con sus acalorados aplausos y exaltados ‘bravos’ una propina. Para la ocasión los intérpretes escogieron un momento muy especial y delicado de uno de los conciertos de Antonio Vivaldi que OBNI acaba de grabar en su nueva grabación discográfica, y en donde Miriam Hontana y Daniel Oyarzabal pusieron la ‘carne de gallina’ a todo el público.

Tras este primer concierto de ‘La Stravaganza’ no nos queda más que desear larga y próspera vida a este nuevo ciclo de conciertos. Por cierto, Ismael Campanero avanzó sus dos próximas citas: el lunes 11 de diciembre, con un recital del órgano de la misma iglesia a cargo de Daniel Oyarzabal, y el domingo 14 de enero de 2024, con un recital de violone solo, que el propio Ismael Campanero nos ofrecerá.

Simón Andueza

 

OBNI. Miriam Hontana, violín, Ismael Campanero, violone, Daniel Oyarzabal, clave.

Ricercar a 3. Obras de Alessandro Stradella, Antonio Vivaldi, Johann Sebastian Bach, John Eccles y Heinrich Ignaz Biber.

La Stravaganza. Iglesia Evangélica Alemana de Madrid.

23 de noviembre de 2023, 20:00 h.

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