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Crítica / Músicas de la ibérica expansión marítima - por José Antonio Cantón

Alicante - 28/01/2022

El ciclo de conciertos Almantiga que cada temporada dedica el Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA) a la música antigua ha querido contar en esta edición con La Folía uno de los grupos españoles más señeros dedicado a este género que, desde su fundación a finales de 1977 por Pedro Bonet, ha venido desarrollando una labor en el campo del descubrimiento, investigación e interpretación del repertorio fundamentalmente de la época barroca, que lo ha singularizado en este campo. Su cuadragésimo quinto aniversario, ha propiciado retomar el programa que estrenó en otoño de 2019 y que tiene como general referencia el quinto centenario de la circunnavegación de la tierra iniciada por Magallanes y culminada por Elcano. Así se han puesto en valor una serie de autores y obras, tanto profanas como religiosas, bajo el título común de ‘De aquel inmenso mar interminable’.

Se iniciaba la actuación con un rito clerical peruano de Juan Pérez Bocanegra titulado Hanacpachap cussicuinin. Una combinación de estructura polifónica con el ritmo binario característico de la fonética quechua que estimuló la atención del auditorio. Le siguió la cantada De aquel inmenso mar que Roque Ceruti, maestro de capilla de la Catedral de Lima, dedicó a la Virgen, en la que se pudo admirar la emoción con la que fue interpretada por la soprano Celia Alcedo, especialmente en sus dos arias. En tercer lugar se pudo disfrutar de la técnica, fluidez de discurso y musicalidad del dúo de flautas de pico, activadas por Pedro Bonet e Ignacio Zaragoza, en el ritmo de danza de la anónima pieza brasilera Tarambote para as duas Charamelinhas, que dejaba muy grata sensación por su alegría, acentuada en algunos momentos por una rítmica que invitaba a imaginar una preciosa contradanza.

Tres minuetos del lisboeta Pedro Antonio Avondano, cuyos sones llegaron hasta tierras tailandesas, ocuparon la siguiente interpretación, destacando su elegante expresividad italiana incentivada por la entonada gravedad de la viola da gamba muy certeramente trabajada por la violista cubana Calia Álvarez, en su integradora función de bajo continuo. Seguidamente el grupo interpretó dos piezas encontradas en Nueva Orleans, Riusseaux coulez y Dieux tout puissant, del operista francés André Cardinal Destouches, que permitieron que apareciera el mejor lirismo en la voz de Celia Alcedo, como también sucedió seguidamente en el motete de Domenico Zipoli, In hoc mundo, rivalizando en efusión con las flautas de pico. El tañido de Ramiro Morales ocupó los sones de Zrambeques o Muecas de Cumbées del guitarrista madrileño de entre los siglos XVII y XVIII, Santiago de Murcia, dejando una impronta académica en su interpretación.

La última parte del concierto se inició con la primera sonata integrante de una colección de doce, que se ha encontrado en manuscritos pertenecientes a la Biblioteca Nacional de Pekín, firmada por el presbítero italiano Teodorico Pedrini, misionero durante más de treinta años en la capital del imperio chino por apostólico encargo del papa Clemente XI. Esta obra cumple los cánones estilísticos de las mejores piezas barrocas italianas en su clase y puso de manifiesto la buena coordinación de los instrumentistas que presentaba para esta ocasión La Folía.

De gran curiosidad fue la pronunciación malaya de la soprano en la courante titulada Angin be dongin de Arcangelo Corelli, trasladada a dicho idioma en un arreglo del navegante escocés Thomas Forrest para el sultán de Sumatra, que se encuentra en una archivo londinense. La dulce nasalidad de sus fonemas hacía muy agradable su escucha en contraste con la tímbrica barroca instrumental que la acompañaba. La conocida y hasta popular negrilla o villancico de negros del maestro de capilla de la Catedral Metropolitana de México, Antonio de Salazar, titulada Tarará que soy Antón, alegró al público con la grata combinación de la voz de Celia Alcedo y los instrumentos entre los que destacaba la guitarra barroca que daba a su ritmo un aire folclórico. Para terminar, interpretaron las piezas peruanas Tonada del Chimo (para baylar cantando) y la titulada El Congo, recogidas ambas en el famoso Códice de Trujillo recopilado y editado por el obispo de dicha ciudad, Baltasar Martínez Compañón, que se encuentra en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid.

Una pieza breve del maestro de capilla guatemalteco Rafael Antonio Castellanos se interpretó para poner fin a este segundo concierto del Ciclo Almantiga que, pese a la tarde desapacible por la lluvia, congregó a un público que se divirtió con su contenido quedando más que complacido con la calidad artística de este admirable grupo.

José Antonio Cantón

 

La Folía

Solista: Celia Alcedo (soprano)

Director y flauta de pico: Pedro Bonet

Obras de P. A. Avondano, A. Cardinal, R. A. Castellanos, R. Ceruti, A. Corelli, B. Mrtez. Compañón, S. De Murcia, T. Pedrini J. Pérez Bocanegra, A. De Salazar y D. Zipoli

Auditorio de la Diputación de Alicante (ADDA), 22-I-2022

Foto © ADDA

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