Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Música en Compostela - por Ramón García Balado

Santiago de Compostela - 12/08/2022

La inspiración de Manuel Quiroga

Juan Durán se escuchó por la Sonata para violín y piano, obra de 1994, y que conoció su estreno dentro de las actividades del VI Ciclo de la Asociación Galega de Compositores, siendo sus intérpretes Andrei Shestighaglasov (violín) y Tatiana Prezevskaia (piano), en el Teatro Rosalía Castro de A Coruña, Recibiendo registro discográfico posteriormente, e manos del violinista Leonardo Blanco y del pianista Javier Otero,  dentro de las programaciones del Festival Are More, de Vigo, y otra nueva lectura, tendrá como protagonistas a Ildiko Oltai y Javier Otero.

Un obra que tendrá transcripción para saxo y piano, con el saxofonista David Pons, asistido por el pianista Manuel Corbacho. Matizada y bien tramada, es modelo de sus apetencias camerísticas. Durán, del que recientemente apreciamos su ballet sinfónico Hildegart, es autor también de un trabajo como la Suite Cervantina, elaborada sobre temas españoles. Esta Sonata para violín y piano, en manos de Álvarez Losada y su colega de la velada  Consuegra Naranjo, se eligió como personal opción del violinista y por lo seguido, descubrimos que da idea de la madurez de medios y del grado de evolución de quien entonces, era el compositor en ciernes con sólidos criterios. Una pieza merecedora de una reflexión actualizadora y  respetuosa. 

Antón García Abril en el Díptico para violín solo: Moderato y Allegro con  impetu, idea del profundo conocedor que fue de los diversos procedimientos técnicos, aplicados a estos géneros íntimos, con alguna concesión a la Segunda Escuela Vienesa, siempre decantándose desde los comienzos por el melodismo y la tonalidad, con una visible tendencia a la creación de un lenguaje propio, sin concesiones a obligadas corrientes de vanguardia. Será en el conjunto de su producción, en donde el acorde, como elemento constructivo, refuerce la llamada tradición formal. Quizás un exceso tildarle llanamente como afecto al estilo tradicional, ya que como creador, su obra acabará experimentando las evoluciones a que todo proceso de gestación artística, queda sujeto, ya desde opciones como la Sonatina (1954), para piano, o el Preludio y tocata. Un díptico embriagador en el que asoman detalles que pueden trasladarnos a modismos eslavos, y de los que violinista a solo, perfiló sus aspectos más seductores.

De Manuel Quiroga, a modo reivindicativo, el resto del programa partiendo con dos piezas de profundas reminiscencias localistas: Emigrantes celtas y Terra…A Nosa!, para violín solo, un talento precoz tratado por Fernando Otero Urtaza en su estudio, Manuel Quiroga, un violín olvidado quien nos habla de un período a partir de enero de 1924, diez años después de su primera travesía a Nueva York, no para tocar en el monstruoso hipódromo, sino para presentarse, como correspondía a un violinista de su categoría, en el Carnegie Hall. Al año siguiente, será admitido en la Sociedad de Autores, Compositores y Editores de Música de París, dando a la imprenta de la editorial Maillochon, la Primera guajira, ya estrenada por el autor en la Sala Gaveau, de París, en noviembre de 1924, publicando además la Segunda guajira, Playera y zapateado, y tres obras de carácter gallego.

Podría parecer que a estas alturas, que el Quiroga compositor estaba desplazando al intérprete. Nada más lejos de la realidad. Los públicos de España y Bélgica tendrán la oportunidad de escuchar su violín y también en Londres podrán oír sus interpretaciones de la Sinfonía Española de Edouard Lalo. Ocasión en la que  ejecutará como solista, acompañado por la London Symphony Orchestra, con el venerable Sir Thomas Beecham. Ya en 1926, con la misma firma Maillochon, editará en versión para violín y orquesta de cuerda, el Concert dans le Style Antique, es razonable pensar que es el que había presentado el 31 de marzo del año anterior, en A Coruña, acompañado por su esposa Marta Leman, con el nombre de Concierto de Intrata. Para Álvarez Losada, el Quiroga  de piezas de salón, desde la Jota, a la Habanera, el Canto y Danza andaluza, la Danza argentina, Rondalla y la Segunda Guajira y el bis con la Habanera de Pablo Sarasate.

 

Palabra de mujer

Isabel Pérez Dobarro, en un capítulo asimilable a sus compromisos con la ONU-SDSN Youth, como directora  del programa artístico Arts Twenty  Thirty, ofrecía su concierto del curso con obras de compositoras que plantearon su cita con un mensaje reivindicativo, del que un aspecto importante sería el coloquio abierto en un debate que definía criterios y actitudes.  Una sesión con las compositoras presentes en la sala, a excepción de tres de ellas por imposibilidades personales: Julia Mª Dopico Vale. Marisa Manchado y Teresa Catalán.

El programa musical quedaba a tenor del ideario previsto. Julia Dopico Vale- Meniña Balteira-, evocación medievalista y un reconocimiento a una figura que en tiempos presentes, pretenden ubicar en su justa medida, con un tratamiento musical remarcado por pinceladas de remarcado modalismo.  

Margarita Viso- En-re-do- , efectivamente un enredado con la métrica en esa curiosidad marcada por un apreciable bitonalismo y que la autora conserva como un trabajo de juventud- sin rechazo ni condicionamientos mayores- para quien preferentemente está abocada la la investigación musicológica como argumento primordial de su trayectoria.

Consuelo Díez Fernández- Sein und Zeit- el aleteo del pensamiento de Heideger trasladado al mundo del piano, pieza de encargo de la ciudad de Heidelberg, con motivo del 700 Aniversario de su fundación y que en su momento, estrenó el pianista Peter Schumann. Pieza exigente por su escritura para la  intérprete y que cundía respectivamente en los resultados seguidos. Claramente distante de convencionalismos acomodaticios y con abundancia de recursos tímbricos.  

Mercedes Zavala- Sansueña-, exilio para piano y una añoranza de la España olvidada representada por esa pequeña aldea, descrita con un efectismo agobiante que todavía resulta perceptible. La sombra de El Quijote no deja de impregnar su discurso, al igual que la de Fray Luís de León o la mística de un siglo desolador.  

Sonia Megía- Sonatina-, en un cambio de actitud, por su frescura y la rítmica desenfada, que se reafirmaba por su ensoñadora aparente facilidad.

Marisa Manchado- Dunas-, la   importancia en su desarrollo por el sentido de la  improvisación y que por detalles, supone una punto y seguido con respecto a Sonia Megía. Su dificultad, estribaba en el trato de múltiples recursos técnicos. 

Carme Rodríguez con Alalá  das Paixases Verticais, pieza de la que la pianista es dedicataria, un paisaje anclado en el terruño, cuya clave está en el título, asentado en la tradición gallega en esa forma musical del Alalá, y que para la misma, se reparte en tres apuntes ensamblados.    

Teresa Catalán- Danza del Gozo Vermell-, vuelta al Medievo en dedicatoria a Jordi Savall con procedencia de la Abadía de Montserrat, y en concreto al Llibre Vermell. Miedos y temores ancestrales, en una danza obsesiva de intensa pulsación con el fantasma de la Peste despiadada cual terror desesperante

Ana Isabel Vázquez Silva- Historia de un amor sin respuesta y la muerte acecha-, de nuevo la temática gallega  por parte de quien ya estuvo en dos convocatorias del curso y que en esta obra, remite a la popular Lela- El Castelao de Os vellos non deben namorase-, una pieza de una creadora, muy relacionada con los medios audiovisuales y que también en esta pieza aporta su propio criterio.

 

Maestros recuperados

Un programa en homenaje a Enrique Santiago, maestro durante años en nuestro curso, que abría la Sonata para viola y continuo nº 3, en Fa ., de Felipe de los Ríos, compositor sevillano y sin datos precisos sobre su formación, llegando a aspirar a la plaza de oposición de violín  en la Real Capilla, que se llevaría Salvador Resach, en 1768, y que repetirá dos años después, sin mayor fortuna, aunque será en 1771, cuando se confirme su nombramiento. Funcionario persistente, fue autor también  de obras instrumentales  que afortunadamente, se conservan en el archivo del Palacio Real. Todas son sonatas para viola y b.c., destinadas a ser interpretadas en los ejercicios se oposición y constan de tres movimientos. La obra en concreto se resolvía en tres tiempos: Tema  con variazioni, andantino; Adagio maestoso y Rondo Allegretto. Para los intérpretes el viola Ashan Pillai y el pianista J.Carlos Cornelles, un tanteo que basculaba en las maneras académicas de los maestros de capilla de entonces. 

Ricard Lamote de Grignon, con el  Scherzino para viola y piano, músico que a diferencia de su padre, cuya  personalidad le llevó a la dirección, Ricard , de talante reservado y minucioso, se decantó preferentemente por la composición, comenzando su carrera en 1925, mostrando en el conjunto de su obra, una actitud más ecléctica em sus planteamientos, destacando especialmente por su sobriedad, consiguiendo a lo largo de los años, un repertorio reconocible, repartido en períodos concretos, y particularmente en estos trabajos camerísticos, muchos de ellos con dedicatario en mente. Realizó igualmente transcripciones para orquesta, como Festivola, sardana  de Pau Casals y sonatas de Soler, Fue quizás  su generación, la responsable de servir de puente y esa idea nos la dio, esta pieza, profundamente intimista y musicalmente precisa.

Xavier Monsalvatge y con obra reclamo por la Pregaria a Santiago, composición de 1999, que dieron a conocer el profesor Enrique Santiago y la pianista Alicia de Larrocha, dentro de las actividades del curso, apreciado y muy estimado, esta Pregaria a Santiago, para viola y piano, nació por encargo de quien fuera director del curso, Antonio Iglesias, incansable autor de monografías destinadas a músicos y afines al mismo, y que en este caso, está basada en el tema Oraçao (1956). De esa etapa, son trabajos como Alborada  en Aurinx, para piano, o la Invención Italiana, para chelo y piano, encargo del chelista Carlos Prieto Un detalle de los intérpretes para nuestro curso.

Joaquín Turina, con Scène Andalouse, en revisión para viola y piano: Crepuscule du soir y A la fenetre, obra cuyo original es la Escena Andaluza Op. 7, para viola, piano y cuarteto de cuerdas, compuesto a finales de 1911, y con el estreno en la prestigiosa Salle Erard, en enero de 1912, teniendo como solistas a Lise Blinoff- dedicataria de la partitura-, como viola solista, al autor al piano y la participación del Cuarteto Leroux-Reboult. Un período de gran actividad para Turina, en lo relativo a actividades concertísticas, especialmente en París. Con ejemplos como los ofrecidos en la Salle Pleyel. Obra radiante en los dos tiempos a gusto de ambos músicos.

Lestán  Tomás (1827/1908), con el Allegro, Allegretto, un  compositor valenciano y que artísticamente se le conocerá por el apelativo de Plo, apellido de su padrastro, un músico que se trasladó a nuestra ciudad, tras sus estudios en la Catedral de Valladolid, en donde también profundizará en violín con Ramón Fontana. Ya en Compostela, pudo seguir la escuela muy prestigiada de la familia Courtier, a quien actualmente se dedican ciclos En 1838, se trasladó a Madrid, en donde llegó a ser segundo violín del Teatro Prinicipal, además de tocar en sesiones domésticas. En formaciones en cuarteto, en casa del director Vicente Bonnetti, alcanzando el cargo de primer viola en la Orquesta del Teatro Real, una nueva dimensión artística, siendo también director de compañías que actuaron en A Coruña y Asturias. La pieza escuchada, muestra las típicas ligerezas de una obra casi de entretenimiento. 

Irrenunciable Antón García Abril, que repetía en estos espacios con Dos piezas para viola y piano: Divertimento y Pieza, nuestro estimado Antón, coqueteaba entre guiños y picardías, prodigando la vena cómplice de estas generosas entregas, bastante de las veces, destinadas a sus alumnos de los que con fortuna, seguimos teniendo noticia a través del curso que tanto le añora o de la Escola de Altos Estudos Musicales, siempre atento a fomentar las posibilidades de sus apreciados, en las Cátedras de composición. Dos obritas que suponían una postal a modo de recuerdo.

Ramón García Balado

 

LXIV Curso U.I. de Música en Compostela, Santiago de Compostela

J. Manuel Álvarez Losada / J.M. Consuegra

Isabel Pérez Dobarro

Ashan Pillai / J. Cornelles

 

Foto: Isabel Pérez Dobarro en el concierto de los LXIV Cursos U.I. de Música en Compostela / © Manu Suárez

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