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Crítica / La ONE y Afkham brillan en la Temporada de la OSCyL - por José M. Morate Moyano

Valladolid - 08/04/2024

Gracias a la existencia de la AEOS pueden producirse estos afortunados intercambios, que permiten que la Orquesta Nacional de España pueda verse y escucharse por todo el territorio del Estado, y que las demás Sinfónicas del mismo puedan verse y oirse en el Auditorio Nacional, para mostrar el buen trabajo que realizan. Esta labor ha hecho posible que nuestra ONE haya cubierto las dos jornadas que corresponden al décimocuarto programa de Abono de la Temporada OSCyL en su Auditorio.

Y vino "a la mano" de su Director Titular y Artístico desde 2019, David Afkham (Friburgo de Brisgovia, Alemania, 1983), tras un periodo como Principal desde 2014, que está en posesión del "Karajan Price" y el "Donatella Flick". Visitaba Valladolid por 3ª vez y, con motivo del bicentenario de Bruckner, situó en su atril la Sinfonía nº 8 en Do m., WAB 108, la más amplia y misteriosa del compositor y la más complicada de interpretar, al aunar sonoridades de su oficio organístico (los metales graves presentan ricos matices) con la sonoridad wagneriana (sumando 4 de sus tubas a las 5 trompas), dentro de una estructura como la beethoveniana en su 9ª Sinfonía. De ahí que la labor del Director en la obra, sea fundamental para ponerla en pie; y hay que decir que Afkham la ha estudiado en profundidad, dando unidad a su discurso y aprovechando las muchas y nuevas ideas musicales  de su escritura, y pedir a sus músicos colores, dinámicas y matices capaces de servir totalmente ese propósito.

Utiliza para ello la versión de 1890, corregida por Bruckner al no haber sido muy bien entendido ni aceptado su original iniciado en 1884 y acabado en el 87, tras el éxito obtenido por su 7ª Sinfonía de la que conserva algunos ecos. Editada por Robert Haas (Praga,1886-Viena, 1960) en 1939 según ese autógrafo, en el que el compositor hace cambios en el Adagio y en el Final, algunos cortes, mayor presencia de las maderas  y mayor congruencia en el oculto mensaje que intentaba transmitir. El propio Haas parece que reelaboró algunos compases con anotaciones al margen hechas por Bruckner en su 1ª versión, lo que la granjeó algunas críticas. En todo caso, hoy es la que más se interpreta y por ello la más popular.

La ONE, fundada en 1937 por el Gobierno Republicano, ha pasado por distintas vicisitudes a lo largo de su trayectoria, tanto para bien como para mal. En estos momentos, revitalizada por la lógica renovación de una plantilla que incorpora jóvenes y talentosos músicos y por la energía, profesionalidad y nuevos repertorios que Afkham viene insuflando desde su consolidación en la Dirección Artística, está en un momento óptimo para dar el rendimiento que de élla se espera.

Ya el misterioso inicio de las cuerdas del Allegro y el tono oscuro de las graves (recuperado en el último de los movimientos como nexo de unión entre toda la Sinfonía), presagiaba que la tarea iba a realizarse a entera satisfacción. El tema principal apareció tras resolverse la tensión creada en el Do m. con que se marca la obra. El desarrollo, tras un 2º tema por inversión que se superpone con el 1º con gran dramatismo, cobra gran sonido por acumulación bien controlada. En el tercer tema el cuarteto de trompetas cobró protagonismo por su total empaste (sólo cabría pedir un punto más de color oscuro), junto con las trompas y el timbal (excelente todo el concierto) en sus 3 redobles en pianísimo. La Coda (de mayor finura que en la versión 1ª donde acaba fortísimo) acabó en silencio con ese "anuncio o reloj de la muerte", con el que Bruckner pare decir que "la vida termina pero el tiempo sigue". El Scherzo fue tan amenazante como pide, manteniendo un ritmo constante, con momentos lentos y oníricos; trata del hombre honrado, pacífico, simple, pero de buen corazón. El Trío cambia en relación con el del 87. Las arpas jugaron bien su papel aquí (y en el tercer movimiento) en el leve Adagio; también se lucieron flauta y primeros violines sobre pizzicato justo de sus colegas de cuerda, mostrando su excelente sonido noble, sólido y unido. El final en Do M. resultó muy brillante.

El núcleo de la Sinfonía está en el extenso Adagio en Re b M., con sus 5 secciones bien diferenciadas; bien medidas las síncopas en el tema principal sostenido en todo el movimiento. Recuerdo de la 7ª Sinfonía, timbre aludido ya en las arpas; 2º tema descendente, coral en las cuerdas, cita del motivo de "Sigfrido" como homenaje a Wagner con las 9 trompas en el coral y una amplia Coda que recupera "el reloj de la muerte" en un tranquilo final. Reduce 38 compases la versión del 87 y 13 del Final, que salió solemne y espléndido, con las maderas y trombones en la misma línea de acierto que el resto de secciones citadas ya. El crescendo del dudoso tema "de los 3 Emperadores" (zar Alejandro III y Káiseres Francisco José I y Guillermo I de Prusia), otra duda más en el misterio brucknerano, un 2º tema con las cuerdas en su himno, marcial el 3º que mantiene la solemnidad pedida; el trío de flautas muy logrado en su placidez camino de la Coda final, cuyo complicado contrapunto exige de todos claridad y limpieza en las líneas y nobleza en el sonido, para simultanear los temas principales de los 4 movimientos y rematar con el trepidante Do M. del Allegro inicial que anilla la Sinfonía.

Afkham y ONE dieron un mismo lenguaje, porque el Director, aún yendo siempre "a la mano", anticipó bien las entradas logrando unidad, y obtuvo expresión en toda la variada dinámica planteada y en la diversa coloración pedida. La Sala, prácticamente al completo, dio veredicto de triunfo a toda la versión, reflejado en las repetidas ovaciones, salidas, saludos individuales, por secciones y colectivo y a Afkham, muy apreciado aquí.

José Mª Morate Moyano

 

Orquesta Nacional de España / David Afkham

Sinfonía nº 8 en Do m., WAB 108, de Anton Bruckner

Sala sinfónica "J. López Cobos" del CCMD de Valladolid

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