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Crítica / La magia, en las voces - por Enrique Bert

Bilbao - 26/01/2023

Vaya por delante que la intención del título es hacer un juego de palabras entre el nivel canoro, alto, de la función que nos ocupa de Così fan tutte de la ABAO Bilbao Opera y el principal eje de la propuesta escénica de Marta Eguilior, que no es sino proponer un Don Alfonso mago, nigromante o taumaturgo, elemento conductor de la trama dramática y que aparece rodeado de  elementos característicos de tal mundo cuales son las cartas del tarot y con gestos propios de quien tiene y usa algún poder oculto.

Aparece siempre acompañado por un actor ayudante en sus quehaceres –y cuyo nombre en el programa de mano no aparece, sorprendentemente, en la ficha artística sino en la técnica- y así ambos se convierten en una especie de deus ex machina en la relación de las dos parejas.

Esta propuesta basada en la magia quita toda impronta ideológica a la propuesta escénica de Eguilior hasta diluirla en un marasmo de impotencia, en un quiero y no puedo. Esta vez, la otras veces efectiva y sorpresiva directora creo que no ha acertado.

Vocalmente ya queda dicho que el nivel ha sido muy alto, destacando los dos cantantes principales de casa, Vanessa Goikoetxea y Xabier Anduaga.

La primera, mostrando una Fiordiligi precisa, más que correcta con la coloratura, con un volumen de voz bien proyectado y dotando al personaje de una carnosidad muy interesante. Su Come scoglio se mereció la ovación del público.

Anduaga ha vuelto a mostrar una voz pletórica y aunque aparentaba ir “demasiado” sobrado tanto su Un aura amorosa como, especialmente, el Traditto, schernitto han sido de manual. Algo más de aplomo en los recitativos no estaría de más pero Anduaga ha vuelto a salir por la puerta grande.

La tercera de casa, Itziar de Unda (Despina) estuvo resuelta aunque en algunos momentos la voz no llegaba con claridad.

A Serena Malfi (Dorabella) poco se le puede reprochar; una mezzo de verdad y estilísticamente muy adecuada.

David Menéndez pasa por un momento brillante y supo darle a su Guglielmo toda la carga irónica, con la retranca y malicia que permite su personaje. Finalmente la voz de Pietro Spagnoli se perdió en las inmensidades del Palacio Euskalduna; se le adivinaba un estilo adecuado pero dudo mucho que su voz llegara a los pisos superiores. Una lástima.

El coro tuvo todas sus intervenciones desde el interno y hubo algún descuadre en el acto II; ni siquiera salió a saludar. Oliver Díaz tuvo momentos vivos, ágiles y con sonido muy mozartiano (por ejemplo, el final del acto I) pero otros de lentitud exasperante, como la que sometió a Fiordiligi en el Per pietá, ben mio.

La cantidad de público fue suficiente aunque hemos de reconocer que nos vamos acostumbrando a entradas que en platea apenas rondan el 60/70%. La reacción popular fue de entusiasmo, sobre todo con los dos citados en primer lugar.

Enrique Bert

 

Palacio Euskalduna, de Bilbao.

Wolfgang Amadeus Mozart: Così fan tutte.

Vanessa Goikoetxea (Fiordiligi), Serena Malfi (Dorabella), Xabier Anduaga (Ferrando), David Menéndez (Guglielmo), Pietro Spagnoli (Don Alfonso), Itziar de Unda (Despina) y Ruben Jiménez (actor).

Coro de la ABAO, Orquesta Sinfónica de Euskadi.

Dirección escénica: Marta Eguilior.

Dirección musical: Oliver Díaz.

 

Foto © E. Moreno-Esquibel

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