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Crítica / Jone Martínez, OBS: entre el Norte y el Sur - por Carlos Tarín

Sevilla - 17/06/2021

La Orquesta Barroca de Sevilla ha completado su actual temporada, aunque para ello haya recurrido a horarios como las cuatro de la tarde, fines de semana (matutinos y/o vespertinos) o cualquier otra solución que le permitiera seguir adelante y no perder un solo concierto de los programados. Asumía la dirección de este último concierto el violinista y director Enrico Onofri, vinculado a la formación hispalense como director invitado, y con quien acaba de sacar un precioso disco, Contrafacta, que por un lado recoge algunos ejemplos de esta técnica musical y por otro recupera parte del inmenso legado de Juan Francés de Iribarren, con la colaboración contemplada en el Proyecto Atalaya de todas las universidades andaluzas para la recuperación del patrimonio musical andaluz.

Sólo pudimos disfrutar de un botón de muestra del disco, ya que el programa sintetizaba magistralmente la situación musical de la Italia del XVIII, contraponiendo la efervescencia operística del Sur a la consolidación instrumental del Norte; de ahí la presencia de Leonardo Leo o Pergolesi, como representantes meridionales, este último tanto en forma original (Sinfonia de la ópera ‘O frate ‘nnamurato y Splenda per voi sereno de Adriano in Siria), como parodiado por Iribarren en el precioso Ego dormivi (contrafactum del Vidit suum del Stabat Mater de Pergolesi)Y, por otro lado,  compositores como Sammartini o Vivaldi en el Norte.

Para la parte vocal contamos con una sorpresa norteña, la extraordinaria soprano Jone Martínez, para pasmo de sureños. Este sereno, prodigiosamente equilibrado Ego dormivi antedicho evidenciaba un centro ancho en la cantante, una emisión relajada y, sin embargo, con un volumen más que suficiente, que servía de tarjeta de presentación, además de calentar la voz ante la primera prueba de fuego, el mencionado Splenda.

Trinos, grupetos -solos o encadenados-, coloraturas limpias, minuciosamente talladas, ensambladas, agudos poderosos que descendían escalísticamente, y que ella dejaba caer con cuidado sobre un grave que no perdía tersura, ni se engolaba ni se ensombrecía, con saltos interválicos diríamos que mozartianos, todo sobre un fiato inacabable… A estas alturas, sinceramente ya no solemos leer los currículos de los artistas, pero este requería atención: soprano vinculada a la docencia y actuaciones locales. Increíble. Parece que ha sido el gran Carlos Mena el que ha conseguido que podamos disfrutar esta voz maravillosa fuera de su ámbito, que además se encuentra en el momento cenital de su carrera.

Pero aún casi no habíamos empezado, porque Vivaldi no ha basado su fama en los motetes precisamente, pero sin embargo su Laudate pueri Dominum es una de las piezas excepcionales que alterna números de relumbrantes coloraturas con otros de una mesura y magia hechiceras. Y después de oír el primer virtuosístico primer número, el Sit nomen Domini nos elevaba a otra dimensión, sobre un pulso regular salpicado con disonancias, entre la que se abría paso una voz libre, deshinibida en su ritmo interno o en los dibujos de su melodía, en su expresión reconcentrada, deteniéndose sin tiempo sobre saeculum.

Onofri dirigió la orquesta haciendo justicia a la cantante y a la vez compartiendo glorias con otros tres grandes violinistas de la OBS, Leo Rossi, Miguel Romero y Valentín Sánchez, en el Concierto para 4 violines en Re mayor de Leonardo Leo, a la vez asumía dos Sinfonías, una de Pergolesi y otra de Sammartini. Onofri no sólo es un gran violinista y director, sino que adora estos programas tan bien trabados, que aportan nuevas músicas, por lo general excelentes, y que adquieren verdadera gloria cuando se tocan con esa entrega.

Carlos Tarín

Jone Martínez, soprano.

Orquesta Barroca de Sevilla / Enrico Onofri.

Obras de Pergolesi, Iribarren, Leo, Sammartini y Vivaldi.

Sala Turina, Sevilla.

Foto © Luis Ollero

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