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Crítica / Inquieto - por Luis Mazorra Incera

Madrid - 21/02/2024

El Trío de cuerda de Arnold Schoenberg es una obra sobresaliente, pero, mucho me temo que, más que otros repertorios más convencionales y menos expuestos, necesita de verdaderos virtuosos a su cargo. Virtuosos, técnicos y músicos en igual medida, y, perfectamente equilibrados en este y otros aspectos. No hay escapatoria ni encubrimiento posible.

El trio formado por Ilya Gringolts violín; Lawrence Power, viola; y Nicolas Altstaedt, violonchelo, demostraron, ya desde el arranque del concierto del Centro Nacional de Difusión Musical del ciclo Series 20/21, su compromiso con esta estética que aún a nuestros oídos sigue sonando desgarradora: la expresión musical de un tiempo atravesado por la tragedia.

Quizás su presente modernidad, que quedó palpable en esta tarde en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, tiene mucho que ver con esa fatal espada de Damocles que, de una u otra forma, pende amenazante sobre nuestras cabezas.

Qué decir de su exploración de tesituras comunes de los tres instrumentos en ristre, de los ataques del arco agresivos a menudo al talón, ricos de una especial sonoridad, ronca y furibunda, sonidos que parecen, más que obtenidos, arrancados al instrumento.

Sonoridades despojadas de principio y por principio, de todo lo que no sea un impulsivo expresionismo y carácter para adquirir, andando la obra, contornos melódicos más definidos y reconocibles del género.

Todo un alarde de texturas, para una de las formaciones más exigentes, más expuestas que existen, la del trío de cuerda, a caballo de la música solista y la de cámara. Un equilibrio que hay que mantener de cabo a rabo y, es muy fácil de debilitar y trastocar.

Una obra sólida ofrecida con compromiso y arrojo por un trío perfectamente equipado y engrasado.

Después de un merecido descanso, Wolfgang Rihm en su Música para tres cuerdas puso, precisamente, al límite aquellos equilibrios, especialmente en unos extrañamente amplios y despojados, desnudos movimientos de exordio.

En línea con los conceptos de ataque y resonancia, trabajando pacientemente la evolución tímbrica al margen de alturas con frecuentes apoyos de unos en otros para ofrecer continuidad.

El Double. Molto allegro (inquieto) remató la Primera parte de aquel discurso, en esa línea de carácter heredero del impulso beethoveniano, aún en el siglo XXI, que caracteriza este autor.

Las Canzonas de la Segunda parte presentaron texturas en el agudo de una intensa, inquietante y misteriosa sugerencia vocal, antes del Enérgico final que constituye la Tercera y última.

Luis Mazorra Incera

 

Ilya Gringolts violín; Lawrence Power, viola; y Nicolas Altstaedt, violonchelo.

Obras de Rihm y Schoenberg.

CNDM Series 20/21. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Madrid.

 

Foto © Rafa Martín

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