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Crítica / Il ritorno d’Ulisse en A Coruña - por Ramón García Balado

A Coruña - 01/12/2023

Barroco para el LXXI certamen de Amigos de la Ópera de A Coruña, con Il ritorno d´Ulisse in Patria de Claudio Monteverdi,  en versión de concierto que junto al cuadro de voces elegidas, tendría la colaboración instrumental del grupo I Gemelli, dirigido artísticamente por Emiliano González Toro, cantante a la vez por la incorporación en el rol de Ulisse, un grupo que se maneja con criterios historicistas y que formaban Violaine Cochard- clave y órgano-; Marie-Domitille Murez-arpa triple-; Vincent Flückiger y Nacho Laguna-laúdes-; Louise Bouedo y Louise Pierrad-violas-; Gautier  Broutin- violín bajo-; Stéphanie Paulet y Marguerita Pupulin-violines-; Josue Meléndez y Matthijs Luenburg- flautas y cornetas-; Miguel Tantos y Bart Vroomen- trombones-; Mélanie Flahaut- dulzaina y flauta-, para completar con el contrabajista Jérémy Bruyère. Precedente en la cita anterior, había sido Ariodante de Händel, con Il Pomo d´Oro, dirigida por George Petrou, barrocos pues de especial gancho y aceptación

Il ritorno d´Ulisse in patria, fue obra pareja con la creación de Arianna, para el Teatro San Moisè, en la temporada de Carnaval, que tuvo cita en el Teatro San Casiano, sobre un texto de Giacomo Badoaro e inspirado en La Odisea, un letrista que había dejado argumentos en L´Ulisse errante (Francesco Sacrati) y una Elena rapita da Tesseo, de autor desconocido. La Odisea en su ideario, recurre a los libros XIII/XXII, con añadido de un prólogo moralizante en el que los personajes míticos manifiestan una situación determinante, en la que la Humana Fragilidad, se siente sometida por la tiranía y los avatares del Tiempo y la Fortuna.

Los emplazamientos homéricos obligan a situarnos en un mundo en el que la cultura de la oralidad (aedos y rapsodos), nos sitúa dentro de una vaga época mítica en la que se vislumbra la conciencia de la recurrencia a la historia en su trasmisión ante un público que participa de esas tradiciones orales con un imaginable acompañamiento instrumental, basculando entre la recitación y el canto; el aedo, cantor y artesano de  la palabra, se convertirá por ello en rapsodo y cultivador de historias y que tendrá como lugar de encuentro en el palacio principal- Oikos-, presidido por la autoridad del basileus.

Un mundo homérico que obliga a que procuramos entender los patrones que guiarán en lo estético a los compositores como Monteverdi, con resultados como esta obra por la que la posteridad  ayudará a que otros son su planteamientos artísticos, precisamente desde la asunción de los fundamentos historicistas. El manuscrito anónimo conservado (Viena, Nationalalbibibliotek ms. 18763), fue puesto en duda en el pasado aunque lo que recibimos por evidente, gozó de la fiabilidad de los especialistas. Un legado que incluye datos elementales: las partes cantadas y el b. c.; las sinfonías y ritornelos se conservan casi en su totalidad, en su escritura a cinco voces, faltando todo tipo de indicación instrumental. Prueba del éxito de Il ritorno d´Ulisse in Patria, fue el hecho de aceptación compartida con La Delia (texto de Giulio Strozzi, y música de Francesco Manelli), representada en el Teatro Gustavillani (Bolonia), en una gira de una compañía veneziana. Badoardo, el libretista, en misiva confidencial, no dejará de insistir sobre ello: diez veces y siempre con igual asistencia de números público, ha hecho conocer al mundo cuál es el auténtico espíritu de la música teatral, no bien entendida por los modernos compositores y que ha mostrado a la ciudad de Venecia, que el calor de los afectos existe diferenciado un sol real y un sol pintado.

Il ritorno d´Ulisse in Patria, es ópera en atención preferente a las voces solistas, con una efímera participación coral y un empleo orientador de la importancia del recitativo secco, para delinear su evolución a tenor de la versificación imperante, entre un entrecruzamiento de necesarias cantinelas, que contribuyen a romper las pesantes monotonías que el propio texto condiciona. La aportación instrumental se presenta como ayuda imprescindible en estos enfrentamientos de tensiones dramáticas. Dúos, tríos o cuartetos, impregnados de los estilos madrigalísticos, enhebran tan compleja obra lírica y que tuvo como intérpretes a Emiliano González Toro -Ulisse-; Fleur Barron- Penelope-; Emöke Barath- Minerva y Fortuna-; David Hamsen- L´ Humana Fragilità-; Zachary Wilder-Telemaco-; Nicolas Brooymans- Tempo / Antinoo-; Nicholas Scott- Eumete-; Fulvio Bettini- Iro-; Álvaro Zambrano-Eurimaco-; Mathilde Etienne- Melanto-; Juan Sancho-Giove/ Anfinomo-;  Lysa Menu- Amore-; Alix LeSaux- Ericlea-y Pisandro  interpretado por Anders Dahlin.  

Selecto cuadro de solistas en búsqueda del pretendido equilibrio de conjunto y que concedía un grado preferencial a Emiliano González  Toro, Fleur Barron, Zachary Wilder, Fulvio Bettini, Mathilde Etienne- a quien  un pequeño percance obligó a renunciar a la Segunda parte, según el planteamiento ofrecido, con la cancelación del  cuadro correspondiente-, en esencia,  una ópera de resultados magistrales en su conjunto, auspiciada por el tratamiento conjunto y equilibrado de los solistas.

En lo musical, desde una puesta escénica y sobria de Mathilde Etienne, el recurso actualizador sobre  antecedentes desde el ámbito mitológico. Ópera  en la que la L´Umana Fragilità, desgarraba ante  Amor y  Tempo, su lamentable situación en Mortal cosa son Io, fattura humana, hacia los acontecimientos que mayormente, se desarrollaban en el imaginario Palacio de la corte, con la primera aparición de Penélope, obsesionada por el asedio de impertinentes pretendientes, expresada en la escena di misera Regina, ayudada por su fiel Ericlea.  Surgirían de súbito Melanto y Eurimaco, con su dúo jocoso y amoroso Duri e penosi. Melanto, mediará para que Penélope acepte sin remilgo a uno de aquellos aspirantes que alivien la perdida de Ulisse.   

Salto de cuadro en una playa imaginaria, en la que Giove y Nettuno discutirían  sobre la condición humana en medio de una situación confusa, para encontramos con Ulisse, en un estado de ánimo confuso.  Será Minerva disfrazada de pastor, quien se le aparezca cantando la alegre tonada Cara e lieta Gioventù.  La deidad para consuelo, le dirá que se halla en su solar patrio y decide disfrazarle de pastor, para que nadie le reconozca, a excepción de Ericlea. En un nuevo traslado  asistimos a la escena en la que Melanto- asistente  de Penélope-, intenta convencerla de que acepte a uno de aquellos aspirantes en el dúo Donate un giorno, dei, sin lograr resultado alguno.

La supuesta fuente de Aretusa, cerrando el cuadro, nos mostraba a Eumeo- pastor de Ulisse-, que lamentaba su desgarro,  mientras el bufón Iro, se burlaba entre chanzas, primer detalle cómico en el uso de Monteverdi, ajeno de costumbre a los modismos del género pastoril y que eran típicos en los escenarios romanos, sobre estilemas llevados a la saturación. Ulisse, con su disfraz de anciano se acercaría a Eumeo asegurándole que su señor regresará en el dúo Ulisse generoso!

La continuación nos ubicaba en un camino en el que Minerva tienta a Telémaco- hijo de Ulisse- para llevarle ante su padre en el duetto Lieto camino…, detalle que confirmaba Eumeo con la esperanzadora nueva, a sabiendas de su ignorancia, resuelta en el trío O gran figlio d´Ulisse!. Un trayecto que nos llevaría a la situación  en la que Ulisse se identifica en el dúo entusiasta O padre sospirato!  El cuadro inmediato, Melanto recrimina a Eurimaco el fracaso de sus componendas mientras Penelope rechaza a los aspirantes en el cuarteto Sono l´altre regine. Será Eumeo quien se le acerque para confesarle que Ulisse está vivo. En juego comparecía Antinoo quien aseguraba la presencia de Telémaco y el regreso de Ulisse, resuelto en el cuarteto Han fatto l´opre nostre.  Minerva  aconsejará a Ulisse en su actitud a seguir.  Asistimos de inmediato  a  una ilustrativa secuencia en la que Ulisse desafía a Iro, venciéndolo  en un cuerpo a cuerpo. Confusas escenas provocadas precisamente por Penélope, quien obligará a los pretendientes a la prueba de fuego forzada el temple en el uso del arco. Todos fracasan y así, nos abocamos al desenlace crucial.

Tras la victoria de Ulisse sobre sus contrincantes y ante una nueva escena del voluble Iro, que lamentaba la pérdida de sus protectores, manifestada con el canto de O dolor, o mártir che l´alma attrista!   Eumeo y Telémaco, intentarían convencer a Penelope  de que el anciano es Ulisse. En medio, otra escena en la que las diosas Minerva y Juno, ruegan a  Júpiter y Neptuno la piedad por Ulisse en el cuarteto Gran Giove, alma de´dei, y como florón de gracia, Ericlea dudará si decir la verdad tras reconocer a Ulisse, por una cicatriz que tiene en el hombro, en la escena Ericlea, che voui far y la aparición súbita de Ulisse, despojado de la máscara, no deja de sembrar dudas en Penélope. La sentencia final, será obra y gracia de Ericlea, quien cierre el círculo de confusas perplejidades, que recibimos en la interpretación de Ulisse y Penélope con el embriagador dúo Hor si ti riconosco.

Ramón García Balado  

 

Il ritorno d´Ulisse in Patria, de Claudio Monteverdi

Emiliano Gómez Toro, Fleur Barron, Emöke Barath, David Hansen, Zachary Wilder, Nicolas Brooymand, Christian Immler,  Nicholas Scott, Fulvio Bettini, Álvaro Zambrano, Mathilde Etienne, Juan Sancho, Lysa Menu, Alix LeSaux y Anders Dahlin

I Gemelli / Emiliano González Toro

LXXI Temporada de Amigos de la Ópera, A Coruña

Teatro Colón, A Coruña

 

Foto © Alfonso Rego

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