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Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Historia de un estigma - por Abelardo Martín Ruiz

Madrid - 28/09/2021

El pasado viernes, día 24 de septiembre, se presentó, con este mismo título, la temporada 2021/2022 de la Orquesta y Coro Nacionales de España, ofreciendo el primer concierto correspondiente a su ciclo con un programa comprendido por obras de los compositores Jean Sibelius y Robert Schumann, autor este último que, del mismo modo, encontrará una posición especialmente predominante en su programación durante estos próximos meses siguiendo la primera línea temática de la temporada, con la denominación Schumann en perspectiva, como parte de la pretensión de la agrupación por difundir la producción del músico alemán destinada particularmente al género tanto sinfónico como coral.

En esta propuesta inicial, encontramos un regreso a la más auténtica esencia romántica, dado que, como se especificaba en el programa de mano por parte del musicólogo Rafael Fernández de Larrinoa, Schumann configura la piedra angular del período romántico en Alemania, en el que convergen la poética de la música de Schubert y el revisionismo recuperador de Mendelssohn, presentando en el compendio de su producción unas tensiones estéticas que se acabarían disociando posteriormente, en el marco de la segunda mitad del siglo XIX, entre el conservadurismo brahmsiano y la revolución wagneriana.

En la primera parte, siguiendo los todavía predominantes protocolos de seguridad como consecuencia de la pandemia del coronavirus, manteniendo la distancia de seguridad entre los miembros de la orquesta y del coro, el concierto comenzó con una de las maravillosas composiciones para orquesta y coro del previamente mencionado compositor germánico, Robert Schumann, con el título Nachtlied, creación en forma de lied para coro y orquesta, tradicionalmente poco interpretada, de profunda evocación romántica, que el combinado dirigido por David Afkham consiguió interpretar magistralmente, ofreciendo una visión caracterizada por un sentimentalismo y un lirismo intensamente íntimos, e introspectivos, con los que el afecto del contenido textual, a partir de un poema, que evoca las sensaciones de misterio, sobresalto o paz interior que despierta la atmósfera de la noche, se transmitió con la más conmovedora pasión a los presentes en la sala.

En relación a esta cuestión en particular, resulta determinante mencionar la predisposición de los instrumentistas de la orquesta para integrarse perfectamente en su función acompañante de las líneas melódicas de un coro que, como aconteciese en determinados compromisos de la pasada temporada, mantiene intacto su continuo equilibrio, destacando una formidable adecuación a la nítida acústica de la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, con independencia de las complicaciones que comprende la circunstancia de tener que conformar la evolución del discurso sonoro con separación entre los componentes. Con absoluta profesionalidad, este condicionante tampoco representó una disminución en la producción, la calidad o incluso la proyección sonora, que emergió de cada uno de los cantantes con adecuada presencia.

El programa continuó con una de las principales composiciones de entre las concebidas para violín y orquesta durante el período romántico, el concierto del compositor finlandés Jean Sibelius, considerado como uno de los principales de la producción destinada a este instrumento, cuya parte solista fue interpretada por el concertino de la agrupación, Miguel Colom.

La propuesta de este magnífico instrumentista, uno de los preeminentes entre los músicos de su generación en el panorama nacional, estuvo conformada por unos atrevidos contrastes entre las características presentes siempre en la particular música del autor, con una combinación de diferentes parámetros como parte de su perspectiva personal entre el romanticismo o el nacionalismo, que presentó un discurso caracterizado por el hieratismo, el temperamento pasional, la nostalgia del recuerdo pasado o el sentimiento apasionado en cada uno de los movimientos, consecuentemente revestido de un osado planteamiento, con la elección de unos tempi atrevidos, concretamente en el tercer movimiento, y con una ejecución brillante, de gran virtuosismo técnico.

La propuesta no estuvo exenta de un enfoque camerístico en momentos específicos, considerando de manera complementaria las buenas intervenciones solísticas de algunos de los músicos de la amplia plantilla para la que se encuentra escrita la partitura, a través de una permanente compenetración entre el solista, el director y una orquesta que acompañó perfectamente las intervenciones del violín, en alternancia con unas intervenciones en conjunto en las que prevalecieron una considerable energía y un exquisito equilibrio. Como conclusión, Colom deleitó a todos los asistentes con una transcripción para violín solo de la obra Recuerdos de la Alhambra de Francisco Tárrega, a modo de propina, que fue interpretada con refinada delicadeza.

En la segunda parte, la Orquesta Nacional de España acometió una composición que ha ofrecido en numerosas ocasiones, incluso formando parte de uno de los programas de la temporada 2019/2020 que tuvo que interrumpirse con motivo de la pandemia, la tercera sinfonía de Robert Schumann, una de las obras de este género más enérgicas, brillantes e intensamente revolucionarias del autor, en la búsqueda de una nueva concepción artística y estética que seguía las nuevas corrientes preconizantes en el panorama alemán del siglo XIX.

La interpretación, preservando indicaciones y claroscuros presentes frecuentemente en la elegante batuta de Afkham, condujo el discurso desde la exaltación heroica y triunfal del primer movimiento, en el que la música casi pareciera irrumpir en la escena de una manera abrupta, hasta la solemnidad y templanza características del cuarto movimiento, con una mirada a la herencia procedente de la tradición contrapuntística. El combinado ofreció pasajes de hermoso lirismo y exquisito cantábile en el movimiento intermedio que se contrapusieron al carácter mucho más desenfadado, con un soporte construido a partir de los instrumentos graves, de los movimientos segundo y quinto, predominando en los mismos una contrastante sonoridad en la cuerda, con pasajes compartidos en las diferentes secciones de una destacable precisión, liderados enérgicamente desde los primeros atriles, y una especialmente cuidada afinación en el viento madera, consolidada a partir de unos evocadores colores en los planos dinámicos.

Finalmente, como presente propiciado por el inicio de la temporada, la agrupación ofreció como propina la Amorosa de las Diez melodías vascas de Jesús Guridi, una pieza íntima, de intensa calidez y hermosura, que fue abordada con un espléndido gusto y que el público asistente reconoció en agradecimiento de una manera afable.

Abelardo Martín Ruiz

 

ORQUESTA Y CORO NACIONALES DE ESPAÑA

TEMPORADA 2021/2022

Ciclo Sinfónico 01

24 de septiembre de 2021

19:30 horas

Auditorio Nacional de Música

Sala Sinfónica

Robert Schumann (1810-1856)

Nachtlied, opus 108

Jean Sibelius (1865-1957)

Concierto para violín y orquesta en re menor, opus 47

Robert Schumann (1810-1856)

Sinfonía número 3 en mi bemol mayor, opus 97 “Renana”

Miguel Colom, violín

Orquesta y Coro Nacionales de España

David Afkham, director

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