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Crítica / Herr Richard en su entorno familiar - por Ramón García Balado

A Coruña - 04/03/2021

Marc Albrecht ante una Orquesta Sinfónica de Galicia y un programa al que extraer sustanciosos rendimientos para lustre y recursos sonoros, por voluntad del autor en cada pasaje ostentosamente descriptivo. Albrecht calibró registros puesto que el patrón lo demandaba desde el añadido de saxos a los refuerzos innegociables y percusiones expandidas. Una seductora polifonía orquestal a la medida del Tondichtung (poema tonal). Richard Strauss con la Sinfonía doméstica Op.53, desde  el Allegro (bewegt), de breve duración a modo de presentación, en una cascada de cortos motivos, expresados por  distintos instrumentos y que describen personajes familiares, como el concedido a la madre en un salto grazioso de los violines o el sueño inocente del niño, en una delicada cantinela expuesta por el oboe de amor. Llegaremos a un tumultuoso encuentro de otros personajes  del entorno que resuelven lo que se presenta como una broma familiar. El Scherzo/ Munter/Wiegenlied, que aprovecha temas precedentes para entregarse a una distendía fantasía y un divertido alarde de astutos pasajes cromáticos que prepara la aparición de  campanas de un carrillón, a cargo del glockenspiel.

El Adagio/Langsam, que  se repartía  en el diálogo mantenido por el clarinete, la flauta y el oboe, mostrándonos a la familiar en su sosegado retiro, en lo que resulta la página más sugerente de la obra. Una escena de amor de profunda felicidad, repartida entre la pareja y el arrobo de los sueños del niño. La página musical concentra en su absoluto planteamiento la idea de lo que se manifestaba como una dedicatoria para su compañera y su hijo. El Final (Sehr lebhaft), el más extenso, mostraba  las disputas entre los padres, en una doble fuga de instrumentos de madera, ante  la observación del infante. La reconciliación final, es un canto que recurre a una pieza popular y un anuncio de lo que posteriormente, incorporará a la unión de Octavian y Sofía en El caballero de la rosa.  

Durante la década de los ochenta y la entrada del nuevo siglo, se especializará en el género de los poemas sinfónicos, valorados como a nivel superficial como una vibrante pintura sonora: el primer destello del amanecer en Also sprach Zarathustra, los balidos de ovejas en Don Quijote; la frenética escena de batalla en Ein Heldenleben.

 La obra, que no dejó de provocar suspicacias, al describir el día de una común familia acomodada, incluidos el desayuno, el baño del bebé y la felicidad conyugal A pesar de algunos amplios remiendos zurcidos,  conferirá una vigorosa expresión a la idea de Strauss de que podía ponerse música a cualquier cosa siempre que se sintiera interesante.

Rodríguez Cerdán apunta: Si en Muerte y transfiguración había cavilado en primera persona sobre el morir en la distancia filosófica que se da entre el pensador y el objeto abstracto, en Una vida de héroe se atrevió a contarse como el helden moderno que debe hacer frente a toda suerte de tribulaciones para alcanzar su destino. En la Sinfonía doméstica, tercera entrega de esta Mein Leben straussiana, fue aún más allá de abrir las puertas de la casa para cantar al héroe en la intimidad del hogar y la Gemütlischkeit- la apacibilidad familiar-, de la cual extrae su fortaleza.

Como es la costumbre de Strauss, escuchamos en la Doméstica una alternancia de episodios contrastantes que nos llevan de la agitación y el trompeteo, a momentos calmos bellísimamente instrumentados para la madera – del feuring (fogoso), al ruhig (tranquilo), se dan todas las variaciones anímico dinámicas posibles- cada personaje lleva asociada una tonalidad, un leitmotiv más o menos desarrollado  y un juego de variaciones caracterológicas que el autor va enramando y entramando sin solución de continuidad a lo largo de cuatro grandes cuadros que parten el día, generando la impresión de una cámara rápida que  captase cada segundo por un insignificante que pudiera resultar.            

Ramón García Balado

Orquesta Sinfónica de Galicia / Marc Albrecht.

Obras de Richard Strauss.

Coliseum, A Coruña

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