Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Germaine Tailleferre, la senda de Les Six - por Ramón García Balado

Vigo / Santiago de Compostela - 05/04/2023

Diego Martín Etxebarría fue director del programa de la Real Filharmonía de Galicia con dos obras de Georges Bizet, Jeux d´enfents y la Sinfonía Roma, arropando a Germaine Tailleferre en su Ballet Marchand, d´oixeaux. Etxebarría estudió en el Conservatorio Jesús Guridi de Vitoria y en la Escuela Superior de Música de Cataluña, para seguir en la  Hochschule Franz Liszt, en la especialización operística y en la Dresden Hochschule Karl Mª von Weber, en la Accademia Chigiana de Siena, siguiendo los magisterios de David Zinman, Gianluigi Gelmetti, Dima Slobodeniuok, Riccardo Frizza, J.L.López Cobos o Lutz Köher. Fue asistente de la JONDE (2006) y director en residencia del Teatro Chemitz (Sajonia), del Krefeld Mönchengladbach (Renania), experiencias que le prepararán para probar con la Akademisches Freiburger, la Euzkadiko Orkestra (País Vasco) y en plena consolidación con formaciones de su entorno como la O.S. de Bilbao, la O.S. de Euzkadi, la ONE, la O. de Granada o la O.S. de Barcelona Nacional de Catalunya.

La ópera también ocupa espacio en sus inquietudes, en las que destacan títulos de repertorio desde Aida a El rapto en el serrallo, Don Pasquale  o Rusalka y obras en estreno como Tres sombreros de copa, de Ricardo Llorca; Powder her face, de Thomas Adès; Der Schuhu und die flegende Princessin, de Udo Zimmermann; Die Verwandlung y Die Blinde, de Paul- Heinz  Dittrich- para la Staatsoper under den Linden, deBerlín-, y la recuperación de El gato con botas de X.Montalvatge, para el Teatro Real de Madrid.

Germaine Tailleferre, integrante del Group de Les Six, seguiría el dictado programático propuesto por Jean Cocteau en Le Coq et l´Arlequin, especie  de breviario de la nueva tendencia estética que incorporó a sus colegas de travesía Arthur Honneger, Darius Milhaud, Francis Poulenc, George Auric, Louis Durey y ella misma, proponiendo una renovada imagen del compositor y de la función de la música en la sociedad. Un rechazo de los desarrollos morosos y reiterativos  dentro de estilos musicales claros y directos con una inspiración en Erik Satie.

El ballet tentará a Tailleferre y para modelo, Le marchand d´oiseaux (1923), irresistible tentación para Diego Marin-Etxebarria, en este trabajo, con citas libérrimas de otras estéticas, pensado para los Ballets Suecos, obra con perceptibles influencias neoclásicas de Igor Stravinski y de Fauré y Ravel, contando para el estreno con la dirección de Alfred Cortot, mereciendo una  gran aceptación y que se mantendrán durante tres temporadas, recibiendo una obertura para un reestreno firmada por Serge Diaghilev, en su trabajo para los Ballets Rusos, destinatarios de La Nouvelle Cythère de la temporada 1929, que no llegaría a buen puerto, lo que condenaría el trabajo al olvido, recuperándose a la postre una versión para dos pianos y una orquestación. Ravel había sido su preceptor en la preparación de sus pretensiones al Prix de Rome.

En esa línea, vendrá el ballet Paris-Magie, con puesta escénica en la Opéra Comique en 1949, año en el que presentará  Il était un petit navire, sobre libreto de Henri Jeanson, una de sus ambiciones en el medio escénico que ya había dejado la ópera cómica Zoulaina, desafortunada y de la que no queda sino el manuscrito y una breve obertura.

Esta compositora que sin menosprecios había pulsado la clave precisa con esos compañeros en los medios artísticos de Montmartre y Montparnasse, en principio con George Auric y Honneger, coqueteando con celebridades como Guillaume Apollinaire, Marie Laurencin, Fernand Léger y el escultor Emmanuel Centore, preparando el acceso de Pablo Picasso y Modigliani, en uno de cuyos talleres, se pondría en atriles una sesión de los Nouveaux Jeunes: Francis Poulenc y Louis Duray, incluyendo sus obras Jeux de plein air  la Sonatine pour quatour à cordes. El cine estará en su horizonte a partir de 1937, año en el que colaboraría con Paul Valéry en la Cantate du Narcisse, para soprano, barítono, coro de mujeres y cuerdas. Otro ballet, Parisiana, será compromiso para Copenhague, una incesante inquietud con el mundo de la danza o las artes escénicas, con resultados como las cinco pequeñas óperas cómicas : Du style galant au style méchant, para Radio France y en esa larga trayectoria, flirteando con el serialismo, la opéra-comique La Petite sirène, además de La Maître, sobre libreto de Eugéne Ionesco.

Georges Bizet a partir de Jeu d´enfents, desde el mundo del piano- una confidencia a la hora de incorporarla al programa, ya que  con ella se había bregado el director-  obra celebrada en forma de suite, de 1871 y editada en Paris por Duran, doce breves lindezas en atención a las señoritas Marguerite de Beaulieu y Fanny Gouin, piezas a cuatro manos que el propio autor convertirá en graciosa suite orquestal, destinada al Teatro del Odeón parisino, en 1873. L´escarpolette (El columpio), una rèverie de matiz en pianissimo con arpegios ascendentes y  descendentes.

Los tiempos de la pieza para piano, habían La Toupie (La peonza), un Impromtu allegro vivo, con una peonza que gira al son de dos notas picadas, sostenidas por un trazado de semicorcheas. La Poupée (la muñeca), canción  de cuna, Andatino semplice, sobre acompañamientos en tresillos de corcheas en los graves. Les Chevaux des Bois (Los caballos de madera), Allegro Vivo, definido por sugestiones rítmicas de tresillos ascendentes y descendentes. Le Volant (El volador) Fantasía Andantino; Trompette et Tambour (Trompeta y tambor); Bulles de savon (Pompas de jabón); Les Quatre coins (Las cuatro esquinas); Colin Maillard (Gallina ciega); Saute-Mouton (Pídola); Petit mari. Petite femme (mujercita, maridito) y Le bal (El baile), galop, presto. Transfiguración desde el piano a un sencillo y atractivo colorido orquestal, que optaría a orquestar con agudo ingenio cinco de ellas: Marche, Berceuse, Impromptu, el dúo Petit, mari, petite femme y  el galop Le bal.

La Sinfonía Roma, en Do M., de Bizet, nuevo obsequio de Diego Martín Etxebarría, que irradiaba contagioso entusiasmo, por obra tan infrecuente,  tuvo un esbozo en 1860, antes de su definitiva conclusión seis años después, quedando en lo fundamental como una fantasía, tan cercana a otras obras suyas de común aceptación, las suites L´Arlessiane, por tomar una  idea en concreto nos encontramos con un trabajo en cuatro pincelada gratas que encontraremos en músicos de su época.

Los títulos preceptivos, fueron un tema de elección de Jules Passleloup, que la dio a conocer incompleta el  28 de febrero de 1869, en París, precisamente con ese título, antes de la definitiva de 1880. Sus números: Une chasse dans la forêt d´Ostie, (Andante tranquilo, puis allegro agitato), como tiempo inicial, destacando el protagonismo de las trompas; el Scherzo, allegretto vivace, muy en los parámetros tradicionales; La Procesión (Andante molto), en una ambientación ostensiblemente contenida e íntima y el tiempo final Carnaval de Roma  (Allegro vivacissimo), sobre una actitud descriptiva y muy acentuada. En resumen y sin alardes, una sinfonía sencilla que no suele programarse con frecuencia.       

Ramón García Balado      

 

Real Filharmonía de Galicia / Diego Martín Etxebarría

Obras de Georges Bizet y Germaine Tailleferre

Teatro Afundación, Vigo

Auditorio de Galicia, Santiago de Compostela

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