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Crítica / Emociones del pasado - por Blanca Gutiérrez Cardona

Madrid - 01/03/2024

Una nueva cita con el pasado. Esa es la certeza de los asistentes a la pasada sesión del Círculo de Cámara en Madrid. El domingo pasado asistimos a la proyección de la película Amanecer, de F. W. Murnau con la interpretación musical en directo de un sexteto formado por el Trío Arbós y tres solistas.

Que es un lujo poder asistir a una proyección de cine mudo en pantalla grande, nadie lo discute, y más si se trata, como en esta ocasión, de una de las obras maestras de este período, y una de las mejores de Murnau, la primera de su etapa americana. Amanecer ganó tres Oscar, el primer año que se entregaron esos premios. En ella destaca todo, las interpretaciones (uno de los Orcar fue para Janet Gaynor en el papel de la esposa), la ambientación, el desarrollo brillante de la sencilla historia, y sobre todo el tratamiento cinematográfico que Murnau presenta de todos estos elementos.

Una de las características del cine de Murnau es el manejo de la fotografía (ganó otro Oscar), para lograr unos efectos expresionistas de luces y sombras que casan a la perfección con esta historia de pasiones humanas tan antiguas como el mundo: un pequeño paraíso en el que se introduce una serpiente en forma de seductora, una tentación en forma de posible asesinato, y finalmente la redención a manos de un ángel, en este caso la esposa fiel que recupera el amor del esposo, sin olvidarnos del castigo que sufre el pecador, cuando en la escena final de la tormenta cree haber perdido a su mujer. Resumen demasiado breve para explicar la maravilla visual que es esta película.

Murnau cuenta esta historia mediante travellings interminables (tuvo grandes facilidades del estudio, se construyó un escenario de varios kilómetros de largo), mediante una recreación muy pictórica de los interiores, y a la vez con un conciso lenguaje visual a la hora de retratar las emociones humanas sin un exceso de primeros planos (tan habituales en el cine mudo para expresar las emociones de los protagonistas) y sin necesidad de intertítulos (muy pocos). Todo ello para lograr una película de un lirismo desbordante y una belleza abrumadora. En fin, si no la conocen, por favor, véanla, es cine puro de muchos quilates.

Pero, por supuesto, el valor añadido de esta proyección en el teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes radicó en la interpretación musical en directo, a cargo del Trío Arbós junto al clarinetista Eduardo Raimundo, la violinista Martina Alonso, y el viola Paul Cortese. La película se estrenó en 1927 con efectos sonoros y una banda sonora sincronizados, mediante un novedoso sistema. El autor de dicha banda sonora fue Hugo Riesenfeld, músico austroamericano que trabajó en la industria cinematográfica desde 1917. En esta ocasión empleó algunos temas basados en piezas de Ch. Gounod y F. Chopin, pero casi todos los expertos coinciden en que esta banda sonora original es la parte más débil de la película y no hace justicia al genio de Murnau. De ahí que, con el paso de los años, y Amanecer ya convertida en una película de culto, se haya comisionado a varios compositores diferentes para elaborar una banda sonora a la altura de la obra.

En esta ocasión le ha tocado el turno a Stephen Prutsman. Prutsman es un músico polifacético, que en los inicios de su carrera trabajó como teclista para varias bandas de rock, fue pianista de jazz, y trabajó para la televisión. Con una importante carrera como solista de piano, lleva años centrado en su faceta compositiva, trabajando para músicos como el Kronos Quartet o el Silk Road Project de Yo-Yo-Ma.

Para Amanecer ha compuesto una banda sonora ligera, con esta formación de cámara que le permite desarrollar una música que parece querer siempre quedar en segundo plano, dando absoluta prioridad a la imagen. De ahí que en todo momento funcionara más como ‘apostilla’ de la acción y los sentimientos que como generadora de situaciones propias. Efectista y efectiva a la hora de ‘recrear’ los diferentes ambientes que se desarrollan a lo largo de la película: bucólico en el campo, frívolo en la ciudad, opresivo y amenazante con el personaje de la femme fatal, solo gana altura en la parte final de la película, cuando el destino en forma de tormenta separa a los amantes y la tragedia se desencadena. De corte marcadamente minimalista, su música resultó en ocasiones algo monótona.

El Trío Arbós y sus compañeros la interpretaron con todo el oficio que tienen, sacando más brillo a unas líneas musicales del que realmente tienen. Cabe destacar que los efectos sonoros que incluía la película en su estreno (sobre todo diversos tañidos de campana que resultan indispensables en el desarrollo de la película y que Murnau trató con gran detalle) Prutsman los escribe en la línea del clarinete, aportando color a una música, ya hemos dicho, demasiado plana.

Una gran jornada cinematográfico-musical, que nos deja a los espectadores con ganas de saber cuál será la película elegida para el ciclo del año que viene.

Blanca Gutiérrez Cardona

 

Amanecer, de F. W. Murnau, con música en directo de S. Prutsman
Trío Arbós and Friends: Juan Carlos Garvayo, piano, José Migel Gómez, cello, Ferdinando Trematore, violín, Martina Alonso, violín, Paul Cortese, viola, Eduardo Raimundo, clarinete.

Círculo de Cámara, Teatro Fernando de Rojas, Círculo de Bellas Artes.

Madrid, 25 de febrero.

 

Foto: Un fotograma de Amanecer, de F. W. Murnau.

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