Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Doble reencuentro musical en Santander - por Darío Fernández Ruiz

Santander - 26/08/2024

Un doble reencuentro musical fue lo que propició el Festival Internacional de Santander en la recta final de la presente edición con el regreso del pianista Jaeden Izik-Dzurko y la programación de la Sinfonía nº 4 en mi bemol mayor “Romántica” de Bruckner. El primero retornaba al escenario de la Sala Argenta después de su espectacular triunfo en el XX Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O’Shea en 2022; la segunda volvía a sonar en conmemoración del bicentenario del nacimiento del músico de Ansfelden seis años después de que lo hiciera por última vez en la capital cántabra. Entonces fue en una magnífica interpretación de Yannick Nézet-Seguin y la Filarmónica de Rotterdam, al frente de la cual ya llevaba una década como director principal; en esta ocasión, la tarea le correspondió a la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) con Nuno Coelho, su director titular y artístico, en el podio.

Que las orquestas que visitan el Festival lo hagan bajo una batuta íntimamente asociada a ellas ha sido un criterio rector del Festival en los últimos años que siempre ha procurado buenos resultados y el concierto de anoche no ha sido la excepción. De hecho, la OSPA, que ha mejorado ostensiblemente bajo la batuta del portugués, lució un sonido bien empastado, noble y compacto en todas sus secciones. De Coelho, nos llamó la atención su depurada técnica, de gesto limpio, amplio y a la vez preciso y advertimos una acusada visión personal de la magistral partitura bruckneriana (17’55’’, 13’54’’, 10’32’’, 20’16’’). Al margen de un pequeño barullo en el desarrollo del segundo grupo temático del primer movimiento, se escuchó todo: Coelho distinguió los planos con buen criterio y reveló la rica estructura subyacente, otorgando altas cuotas de protagonismo a la cuerda grave e imprimiendo la justa fogosidad a los movimientos extremos y un aire entre solemne y melancólico muy adecuado al andante.

Antes, en la primera parte, su lectura del Concierto de Beethoven (19’04’’, 4’58’’, 9’52’’) nos había parecido particularmente sobria, exenta de blandenguerías y marcada por texturas livianas y ataques secos hábilmente combinados para desentrañar los hallazgos armónicos y tímbricos de otra obra maestra. En ese cometido, Coelho tuvo como aliado al canadiense Izik-Dzurko, que no sólo había acaparado el Primer Premio, la Medalla de Oro y el Premio del Público en la última edición del certamen santanderino, sino que ha acumulado críticas entusiastas, tanto en su debut en el Carnegie Hall tres meses después, como en presentaciones posteriores en otras salas de prestigio.

Como ya pudimos apreciar a lo largo del Concurso, el pianista canadiense posee una técnica sobresaliente, de la que uno no sabe qué admirar más, si la habilidad para regular la intensidad del sonido, los ataques certeros o el color que logra extraer en los momentos más complejos. Lo paradójico del caso fue que, más allá de la gran interpretación que hizo de la cadenza del primer movimiento del propio Beethoven, la del Concierto en su conjunto se nos antojó algo falta de efusión y nos dejó pensativos, con “un certo non so che” y la vaga sensación de que el diálogo entre piano y orquesta pudo haber sido más intenso y constante. Sea como fuere y ante los cálidos aplausos, Izik-Dzurko obsequió al público con una interpretación del Preludio Op. 23 nº 4 en re mayor de Rachmaninov (5’13’’) que sólo puede firmar un intérprete muy preparado y con un gran futuro por delante.

Buena noche sinfónica, por tanto, que preludia una última semana del Festival llena de ilustres invitados, como Maria Joao Pires, Sol Gabetta, la Filarmónica de la Scala o la de Radio Francia y sus respectivos directores, Riccardo Chailly y Mikko Frank.

Darío Fernández Ruiz

 

73 Festival Internacional de Santander.

Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias.

Jaeden Izik-Dzurko, piano.

Nuno Coelho, director.

Obras de Beethoven y Bruckner.

Sala Argenta del Palacio de Festivales.

 

Foto © Pedro Puente para al FIS

231
Anterior Crítica / Musica Ficta: Columbus, la puerta del mundo - por Ramón García Balado
Siguiente Crítica / Excepcional categoría humana (y musical) - por Darío Fernández Ruiz