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Crítica - Cuarteto Casals: Música á beira do mar (Festival Bal y Gay)

Foz - 02/09/2019

Punto de gracia para el festival Música beira do mar, de Foz, con el Cuarteto Casals, en la Basílica de San Martiño, posible catedral más antigua de España, en estilo románico, caracterizada por sus contrafuentes del XVIII y declarada como basílica en 2007, quienes pusieron en atriles el Cuarteto en Do M. Op. 33. Nº 3, de F.J. Haydn, el Cuarteto en Si b M. K. 458, de Mozart, y el Cuarteto en Do M. Op. 110, de D. Shostakovich, destacando las excepcionales condiciones acústicas del templo, ya que reunía al tiempo los niveles de reverberación óptima y la capacidad de albergar un número de aficionados no excesivo, ejemplar por su actitud participativa, manteniendo pausas y silencios. En su apreciación, el  trabajo definitivo, muestra las ostensibles dificultades, ya que las obras diferentes en sí mismas, solo tras convivir con ellas, acaban encontrando la visión común.

La música de cámara es compromiso, por encima de todo, lo que no significa uniformidad, sino un irrenunciable equilibrio tímbrico, de tempi,  para  que todo resulte conjuntado sin perder la personalidad individual. En palabras del viola Jonathan Brown, en cuanto a las obras de Haydn y Mozart, parafraseando a Goethe, el cuarteto es en sí mismo, una conversación entre cuatro personas inteligentes, y de ello dio fe este concierto.

F.J. Haydn con el Cuarteto en Do M. Op. 33, nº 3, (El pájaro)  de talante más ligero y dimensiones más reducidas, En cuanto al Adagio,  destacaron el calibrado y constante concepto de la repetición variada, de la que no mucho después, hará gala C.P.E.Bach, tan afecto a Mozart  y precisamente del salzburgués,  el Cuarteto en Si b M. K. 458, también con sobrenombre, en este caso con La caza. En este halla su mejor manifestación la esencia del lenguaje mozartiano, cuya eficacia es a menudo proporcional a la modestia de los medios empleados. Su humanidad sutil y espiritualizada, se expresa perfectamente a través de esta forma suprema de la música de cámara, donde cuenta solamente la pureza de la idea musical y la auténtica necesidad de cada una de las cuatro voces. Un homenaje espiritual a su maestro y preceptor Haydn El Allegro Assai, resaltó en su temperamento la abundancia de ideas, abocado sin disimulo hacia el verbo desmesurado del rondó, a las puertas de su confirmación.

Pausa  y meditación, porque sería Johathan Brown quien nos predispusiese a esa obra que tan profundamente ha calado en la memoria colectiva. El Shostakovich en obra testimonial,  del  Cuarteto en Do M. Op.110, prueba de resistencia para neófitos y conocedores, además de absoluta en los dominios del Casals.  Se habla en esta obra de un planteamiento expresionista, compuesto en 1960, tras la impresión amarga que le produjo la visita a Dresde, ciudad arrasada en la Segunda Guerra- mundial. Todo en la obra resulta meridiano, hasta la utilización de una cita de su ópera Lady Macbeth de Mzensky o de dos de sus sinfonías. Tres de los tiempos se encuadran en la modalidad de Largo, y sin solución de continuidad para mayor precisión, partiendo del inicial en el que usa, como en tantas obras, sus iniciales  D-S-C-H; en el segundo Largo,  una cita fúnebre del Dies Irae y a un aria de Lady Macbeth de Mzensky que cierra, con la recuperación la propia auto-cita. Un profundo y meditabundo silencio, para cumplir con la voluntad del autor.  Para detalle en el bis, aligerando agobios, un barroco purcelliano elegido de Four Phantasies for viola da gamba, en transcripción actualizada para concedernos un respiro.

Ramón García Balado

Cuarteto Casals. Obras de F.J. Haydn, W.A. Mozart y D. Shostakovich.
VI Festival Bal y Gay
Basílica de San Martiño, Foz.

Foto © Alberte Peiteavel

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