Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítica / Bergen y Zürich en el Ciclo de Jóvenes Orquestas de Valladolid - por José M. Morate

Valladolid - 21/10/2023

Junto con la JONDE, la Joven Orquesta Filarmónica de Bergen y la Joven Orquesta Sinfónica de Zürich, compusieron el cartel del Ciclo "Jóvenes Orquestas", dispuesto por la JCyL y su OSCyL en el CCMD vallisoletano, con una apreciable entrada de público en los 3 Conciertos.                                                                                                                  

La de Bergen, fundada en 2015 por su Titular Kjell Seim, asociado en 1986 y Director musical desde el 89 de la Ópera de Kristiansund, está formada por 120 jóvenes entre 15 y 25 años. Contó con la colaboración de la soprano Hedvig Haugerud, que se mostró excelente por su grato y poderoso timbre, bello de color y fácil técnica respiratoria, que hizo deliciosas Cinco canciones orquestales (op. 23/18 y 28 de "Solveig"; op. 39, 25, 33/2 y 33) del ídolo de Bergen, E. Grieg, ganando  merecidos aplausos por el gusto y musicalidad expresados.

También en la Parte I, fueron noruegos los compositores abordados: Egil Hovland (1924-2013) con su Fanfarria y Coral (1967), op. 54b, con interesantes enlaces trompa-clarinete-fagot-oboe y gran uso de los broncíneos metales; y Geirr Tveitt (Bergen 1908-Oslo 1981) con 5 de sus Cien melodías populares de Härdanger, op. 150 /1, 2, 6, 11 y 14), 5 breves movimientos bien orquestados del tema popular que introducía cantando el propio Director y la última todos, que fueron desde la petición de Paz inicial, a la bondad del flautista, la ironía, el humor y el bailarín de bodas, todo muy bien acogido porque Kjell Seim es un extraordinario puente entre partituras-músicos y público, usando su experiencia para lograr de la Orquesta un bloque atento y musical, en el que sorprende la extraordinaria prestación de las cuerdas, homogéneas, coloreadas, afinadas y entregadas, infrecuente en músicos tan jóvenes.

Con esos mimbres, nos dieron una estupenda Sinfonía nº 2 en Re M., op. 43 (1901-02) del finés Sibelius, "su confesión del alma" según sus palabras. Sus 4 movimientos fueron bien medidos, contrastados, de nuevo con fagotes y oboes señalados para bien; y en el Vivacissimo, nueva exhibición de las cuerdas por flexibilidad y precisión aplastantes. Las ovaciones fueron intensas, correspondidas con Danza española nº 1 (con la salida precedente de Salud, en la acertada Haugerud) de "La vida breve" de Falla y la 2ª sección Scherzo, de "El aprendiz de brujo" de Dukas, probando la ductilidad del conjunto. Éxito.

Los de Zürich, creados en 1987, con 80 miembros de 14 a 24 años y, desde 2015 a cargo de David Bruchez-Lalli (Fully 1975), trombón principal de la Philarmonia Zürich de 1996 a 2005 y desde 2005 de la Tonhalle, Profesor en la Universidad de las Artes de Zürich, presentaron de inicio Cantus in memoriam Benjamin Britten, unos 8 minutos que, en canon en La m., dedicó el estonio Arvo Pärt (n. 1935) en 1977, para cuerdas y campana, al compositor inglés fallecido un año antes, al que había empezado a admirar por "su pureza musical, similar a la de las baladas de G. Machaut".

Así, como reacción al Canto de la Música antigua y en su temprano estilo "tintinnabulli", donde la campana suena sobre dos melodías enfrentadas, con ese particular estilo místico repetitivo, inicia la campana sola con un mismo motivo: 3 blancas punteadas y 3 silencios, para pasar  a la melodía descendente de La m., iniciada en el La agudo e ir añadiendo una nota cada vez: La-Sol, La-Sol-Fa, La-Sol-Fa-Mi, etc. Es un canon en 5 entradas, cada una doblando sus valores y añadiendo una octava por debajo de la precedente; los violines son las voces superiores y cellos y contrabajos (en divisi) como cantus firmus, alternando para el ritmo los modos medievales yámbico y trocaico, negra-blanca/blanca-negra. Esta dificultad de escritura e interpretación, no sé si se justifica con lo oído después, pero cierto es que el resultado sí mantiene la atención del oyente.

Bruchez estuvo, aquí y en todo el concierto, cuidadoso en el detalle y elegante en el gesto; despistó un punto cuando, tras un largo silencio final, empalmó con el 1er. movimiento de "la Titán" en Re m.(1888) de Mahler, cuyos 4 sinfónicos, que quedaron de los 5 iniciales del poema, sonaron con absoluta corrección, con todo en su sitio y sin problemas (leves roces de trompas no desmerecieron nada), destacando la arpista, el poético Trío del Scherzo y los contrabajos en la Marcha, exponiendo bien el contraste luz-sombra en el Agitado final. Conjunto bien formado que hubo de regalar ante el aplauso general, una suite de motivos suizos populares de sus diferentes zonas, que gustó mucho y recogió ovación final como despedida. El Ciclo ha tenido mucha calidad e interés.

José M. Morate Moyano

 

Hedvig Haugerud, soprano

Joven Orquesta Filarmónica de Bergen / Kjell Seim

Joven Orquesta Sinfónica de ZÜrich / David Bruchez-Lalli

Obras: E. Hovland, G. Tveitt, E. Grieg, J. Sibelius / A. Pärt, G. Mahler

Sala sinfónica "Jesús López Cobos" en el CCMD de Valladolid

71
Anterior Crítica / Un excelso Puccini entre lo trágico y lo cómico - por Abelardo Martín Ruiz
Siguiente Crítica / Las buenas intenciones - por Francisco Villalba