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Crítica / Andrea Marcon interpreta la ópera Arsilda de Vivaldi - por Simón Andueza

Madrid - 05/02/2025

El Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) ha ofrecido en su ciclo Universo Barroco la primera audición en España de la música de la ópera Arsilda, regina di Ponto, RV 700, de Antonio Vivaldi. Utilizo la palabra ‘audición’ porque la velada consistió en la ópera en versión de concierto. Y es que en los últimos tiempos nos estamos acostumbrando a presenciar óperas casi desconocidas en versiones de concierto, desprovistas de toda su parafernalia escénica, algo que encarecería sobremanera su puesta en escena y que obligaría a invertir una cantidad de dinero ingente en cada producción de estas características, por lo que seguramente sería inviable un acercamiento de su música al gran público en la actualidad, pero debemos decir también que este hecho dificulta sobremanera la comprensión del argumento operístico, y más cuando se trata de un enrevesada trama amatoria como la que nos ocupa.  

El libreto de Arsilda, escrito por Domenico Lalli (1679-1741), poeta y libretista habitual de las óperas de Alessandro Scarlatti o Vivaldi, es de un gran enrevesamiento ideado para propiciar los equívocos amatorios y sorpresas teatrales, cuestiones para las que son fundamentales su puesta en escena. Esta premisa creo que es importante remarcarla, puesto que aunque debemos alabar los grandes esfuerzos de su recuperación y programación, el espectáculo puede terminar convirtiéndose en una sucesión de música muy bella, de una duración muy extensa, en esta ocasión, de más de tres horas, que difícilmente propicia la continuidad de su programación, y a la larga su audición puede llegar a convertirse una anécdota si no llega a producirse su grabación en disco, como es el caso afortunadamente, profusamente recién registrada para el sello francés Naïve con la participación de la inmensa totalidad de los artistas que pudimos disfrutar en el auditorio madrileño.

Arsilda fue estrenada en 1716 en el Teatro Sant'Angelo de Venecia con gran éxito. Es, pues, una ópera temprana del compositor italiano y su argumento se desarrolla en Turquía, en Cilicia. La protagonista, Arsilda es la hija del monarca recién fallecido, y su trama es una intriga amorosa que toma como pretexto estos rimbombantes ambientes cortesanos, como era costumbre. Con sus siete papeles diferentes, equilibrados a pesar del predominio de Lisea, este drama musical se asemeja a una mascarada, llena de disfraces y juegos de identidades en donde Lisea interpreta el papel de su hermano Tamese durante dos actos completos. En la ópera encontramos una escena carcelaria, una cacería real, una agresión sexual, peleas y múltiples ceremonias públicas pseudorreligiosas.

Apareció en escena La Cetra Barockorchester Basel como un conjunto camerístico compuesto por excelentes músicos que mostraron durante toda la velada un altísimo nivel musical. El arduo trabajo de la recién grabada ópera dio sus frutos, permitiéndonos disfrutar de un gran trabajo en todas las familias instrumentales. Así, los violines sonaron siempre armoniosamente equilibrados, muy afinados, mostrando un bello y compacto sonido con trabajados fraseos. Los vientos, tanto las dos trompas como sus dos oboes fueron una delicia en manos de sus intérpretes, denotando el gran trabajo de orquestación que dio un rico colorido a las múltiples arias, destacando, quizás, las de temática de cacería, con unas trompas que en ocasiones sonaban completamente desnudas, con unas resonancias muy bellas, afinadas y muy evocadoras de las escenas de montería. Por otra parte, fue realmente extraordinaria la labor del clavecinista Andrea Buccarella en su ardua labor como continuista en los complejos recitativos, estando muy atento a todos los solistas vocales, imprimiendo una férrea labor armónica absolutamente certera y precisa. Sus compañeros tiorbistas, Lorenzo Abate y María Ferré fueron igualmente una dicha de labor imaginativa en el arpegiado y labor expresiva de los afectos de los distintos recitativos y arias, construyendo entre los tres un rico y variado bajo continuo.

Esta última apreciación denota que el director del conjunto, Andrea Marcon, es clavecinista, puesto que muy sabiamente estuvo expuesta una base contundente de todos los números de la ópera, el bajo continuo, de quien tuvo en todo momento un estricto control, sin llegar a desempeñar en esta ocasión las labores de clavecinista, tal y como indicaba el programa de mano. Debemos decir que su dirección de la orquesta fue siempre muy atenta y enérgica, tanto que debió atender más a las demandas sonoras en el equilibrio entre instrumentistas y cantantes, siendo estos últimos perjudicados del generoso volumen y energía de sus colegas instrumentistas.

En cuanto al elenco solista, debemos señalar que tuvimos la gran suerte de contar con siete cantantes de un nivel vocal muy alto.

Las dos mezzosopranos que mayor relevancia protagónica poseen en la ópera, son realmente extraordinarias, dos voces jóvenes destinadas a ocupar una posición preeminente en el mundo solista. Beth Taylor, que encarnó a Lisea, posee un instrumento vocal absolutamente deslumbrante, tanto en técnica, color vocal, registro -vaya graves más carnosos y bellos-, o fiato, como en capacidad expresiva y presencia escénica. Benedetta Mazzucato, quien dio vida al rol principal, Arsilda, es dueña de una de las voces con más dulzura tímbrica de mezzosoprano del momento, pero la gran fuerza sonora de la orquesta nos impidió disfrutarlo en su plenitud. Su capacidad expresiva es asimismo una delicia.

El contratenor Nicolò Balducci fue también con su potente timbre y directa proyección una gran Barzane. Su dominio de las coloraturas ideadas para l lucimiento de las agilidades del castrato Carlo Valcata fueron un prodigio, sin problema alguno de los agilísimos tempi impuestos férreamente por Marcon.

La soprano Shira Patchornik nos alumbró felizmente con su voz poseedora de una luminosidad formidable y con un buen dominio del fraseo y de los pasajes veloces, siempre segura y con un volumen, además, generoso, pero nunca excesivo. Tuvimos la suerte también de escuchar la bella voz de la soprano Jone Martínez en esta ocasión como Nicandro, aunque no hay participado en la grabación del disco.

En definitiva, una feliz recuperación de una música excelente, con el sello inconfundible de Antonio Vivaldi, de quien se escucha raramente su repertorio operístico, y menos aún una ópera de juventud como esta. Deseamos que pueda representarse escénicamente próximamente. El público mostró su agrado por la producción con calurosos aplausos hacia todos los intérpretes.

Simón Andueza

 

Benedetta Mazzucato y Beth Taylor, mezzosopranos, Nicolò Balducci, contratenor, Shira Patchornik y Jone Martínez, sopranos, José Coca Loza, bajo, Leonardo Cortellazzi, tenor.

La Cetra Barockorchester Basel, Andrea Marcon, director.

Arsilda, regina di Ponto, RV 700, Antonio Vivaldi (1678-1741)

Ciclo ‘Universo Barroco’ del CNDM.

Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, Madrid. 2 de febrero de 2025, 18:00 h.

 

Foto © Rafa Martín

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