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Crítica - 2 días con Beethoven (Ibermúsica / Perianes - LPO - Mena)

Madrid - 22/02/2019

Para el público madrileño o el que se desplazara a Madrid para asistir a la doble sesión que integró los Cinco Conciertos para piano de Beethoven, a cargo de Javier Perianes, la London Philharmonic Orchestra (LPO) y dirección de Juanjo Mena, programada por Ibermúsica, fue constatar lo evidente, que no hay música como esta que produzca mayor placer al que la escucha: Beethoven es Dios (algunos dicen que el Dios es Bach, el Espíritu Santo es Mozart y Beethoven el Hijo de Dios; en todo caso podría decir que Beethoven está sentado a la derecha de Bach…).

Javier Perianes lleva tocando los Conciertos de Beethoven, al menos el Cuarto, que fue el que le escuché hace bastantes años, en el 2.000, más de dos décadas. Por su vida han pasado grandes nombres que han moldeado su entendimiento. Por una parte, su naturaleza adivina (su genio) es la que aflora, pero por otra están las enseñanzas recibidas, entre otros, por Barenboim, maestro de maestros en este repertorio. Toda una mezcla que solo puede producir cosas buenas, ya que Javier, pianista de enorme personalidad, también es muy inteligente y ha sabido escuchar los consejos necesarios de sus maestros.

Esta madurez, entendida como el momento actual que enfrenta a Perianes con Beethoven, deja posos de sabiduría. Serían miles de detalles a relatar de su interpretación de los Cinco Conciertos. Pero hay un detalle interesante, sin duda no menor. De los tres contendientes en liza, orquesta, director y pianista, fue este último el que mejor cosas ofreció y el único que estaba tocando o haciendo música sin partitura. El único.

De la LPO asombra su versatilidad, pero Juanjo Mena no dirigió para que la gloriosa polifonía y escritura beethoveniana (por ejemplo, las maderas, que dialogan constantemente con el pianista más que con la orquesta) se escuchara con claridad, hubo enfoques sonoros de dudoso gusto, tapando voces y elevando el tono de la cuerda grave hacia niveles excesivamente altos, propiciando notables desequilibrios que afectaron al discurso del piano (Concierto n. 1). Solo pude asistir a la segunda de las sesiones, no hablo, por tanto, de que esta sensación la tuviera el primer día, pues no estuve. La brillantez de la orquesta fue el mejor recurso de Mena, que supo extraer de los londinenses su calidad innata.

El humor haydniano del Rondo del Concierto n. 1 estuvo muy contenido, y la exaltación heroica del Emperador y su esplendoroso sinfonismo no fue como debiera, sonando el Vivace final demasiado ligero, con una acentuación blanda (es un Rondo) y sin la intensidad expresiva de un titán como Beethoven. Pero Perianes suplió esta debilidad entre foso y orquesta para ofrecer su parte como un Maestro. Y lo hizo cinco veces, cada una es una historia bien distinta, cada concierto es un mundo propio, y cambió de uno a otro como el que anda por casa, sin aparente esfuerzo mental. Ya es un beethoveniano más que ingresa en este selecto “club” justo antes de una fecha tan señera para Beethoven y su mundo como es 2020.

Gonzalo Pérez Chamorro

Programas de mano:

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Javier Perianes, piano.
Orquesta Filarmónica de Londres / Juanjo Mena.

Integral de los Conciertos para piano y orquesta de Beethoven.
Ciclos de Ibermúsica.
Auditorio Nacional de Música, Madrid.

(foto crédito: Rafa Martín)

 

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