Música clásica desde 1929

 

Críticas seleccionadas de conciertos y otras actividades musicales

 

Crítca - Las prisas nunca fueron buenas (Les Arts Florissants / William Christie)

Madrid - 26/03/2019

CNDM e Ibermúsica celebraron el Día Internacional de la Música Antigua y aniversario del nacimiento de Bach con uno de los conjuntos ya habituales en el Auditorio nacional y que en este año celebra su cuarenta aniversario, Les Arts Florissants con su fundador, William Christie de nuevo al frente.

Tal y como reflejan las estupendas notas al programa de Luis Gago, aparentemente y en parte debido a los escollos que presentó su análisis y datación al primer estudioso de Bach, Spitta, ha sido considerada tradicionalmente la hermana menor de la Pasión según San Mateo cuando en realidad puede situarse frente a frente por diversas razones. En 1723 se instala Bach como cantor en la Thomaskirche de Leipzig y poco después el consejo municipal de la ciudad prohíbe las óperas. Esta prohibición afecta a la música de escena, pero indirectamente también a la música religiosa. Diez meses después, el Viernes Santo de 1724 presenta Bach su Pasión según San Juan en la Nikolaikirche, la primera de las cuatro versiones que nos han llegado y la elegida por Christie. La Pasión es una forma proveniente de la liturgia católica interpretada como un recitado salmódico en el que hay dos niveles narrativos: el evangelista y los personajes que hablan en su nombre (Cristo, Pilatos y Pedro) o que comentan la acción (la turba y los sacerdotes).

Tras la Reforma, en el culto luterano la Pasión adquiere la forma de una cantata al estilo italiano y se impregna a su vez de las estructuras operísticas con recitativos y arias. Se interpretaba en torno al sermón de los servicios del Viernes Santo. Bach se encuentra con una enorme contradicción que no hace sino azuzar aún más su genio creativo: pese a la prohibición expresa de la ópera en la conservadora Leipzig, consigue crear la que es su obra más dramática e intensamente expresiva, utilizando los medios que la cantata pone a su servicio -que él ya conoce domina desde la etapa de Weimar- y el Evangelio de Juan, más sombrío y emotivo. Esta voluntad expresiva y dramática no sólo está presente en los recitativos del Evangelista, está también en los de Pilatos, dividido entre la compasión y la razón de estado, está en la culpa de Pedro, está en la confrontación entre el pueblo y el gobernador (Kreuzige,kreuzige!). A diferencia de la Pasión según San Mateo, el diálogo de los personajes sigue un ritmo dramático más rápido, hay menos pasajes reflexivos en forma de arias o corales y algunos de los números de turba plasman la ironía y el desprecio con un contrapunto extremadamente complejo y plagado de cromatismos. Sólo en la última parte, una música que avanza implacable desde el tormentoso primer número (Herr, unser Herrscher) descansa en el aria Es ist vollbracht! (¡Se ha consumado!) con el melancólico diálogo entre el alto y la viola  de gamba.

Causa decepción por tanto, con estos elementos musicales y dramáticos, la plana versión ofrecida por Les Arts Florissants o mejor dicho, la visión que da William Christie de una de las catedrales de la música de Occidente. El conjunto de voces solistas tenía varios factores en común: todas voces jóvenes que en algún momento habían pasado por el Jardin des Voix o procedentes de la Juilliard School y con experiencia tanto en ópera barroca o música del siglo XX, es decir, en general voces ligeras y adaptables, ideales para los escollos técnicos que plantean siempre las obras vocales de Bach. Destacó sin duda Reinoud van Mechelen en el siempre complicado papel del evangelista, expresivo, ágil, con un registro agudo muy desahogado y natural. Sorprendió también la jovencísima alto, Jess Dandy, de tesitura amplísima, uniforme en toda su extensión y un timbre aterciopelado en las arias Von den Stricken meiner Sünden y Es ist vollbracht!

Alex Rosen destacó en las arias de bajo con una de las voces más líricas del elenco vocal, grande, potente y muy adecuada a las características del personaje de Cristo. La soprano Rachel Redmon interpretó impecable en afinación la difícil aria Ich folge dir gleichfalls aunque los agudos resultaron en ocasiones demasiado afilados. El tenor Anthony Gregory y el bajo el bajo Renato Dolcini estuvieron correctos, pero sin aportar demasiado. El primero muy justo en la zona alta, y el segundo con un timbre poco brillante y que no pasaba por encima de los instrumentos en ocasiones. La formación instrumental resultó poco homogénea en cuanto a calidad y resultados: la cuerda, especialmente los violines primeros y en algunos momentos los oboes, no estuvieron demasiado afinados aunque defendieron en todo momento con estoicismo los terribles tempi a los que los sometió el maestro.

Mejor el grupo del continuo, pero pese a la pericia de Marie Van Rhijn en el positivo y un habilísimo Thomas Dunford con el laúd, no sobresalió (o sostuvo) lo necesario por lo que el timbre orquestal resultó pobre en ocasiones por falta de referencias graves.

Lo mejor de la noche sin duda fue el coro. Formado por 12 componentes a los que se sumaron los solistas, dieron lustre a la Pasión con un sonido redondo, compacto, sin fisuras. Defendieron aguerridos las partes corales, de contrapunto intrincado y más exigentes que las de la Pasión según San Mateo: Weg,weg min den, kreuzigeihn y Lasset uns den nicht zerteilen y el imposible Eilt, ihr angefochtnen Seelen.

Ahora bien, lo cuestionable fue la interpretación de William Christie. Los años de carrera y experiencia no le han dado la clarividencia suficiente para apreciarlas características de la obra y  el conjunto de intérpretes magníficos que tenía delante, sometiéndolos de principio a fin de la obra a una velocidad de vértigo, causando desajustes en el coro (primer número) y en las transiciones de algunos recitativos. No había contraste alguno entre las arias y corales como momentos de reflexión y los recitativos o partes del coro. Si algo podía haberlo frenado en su huida hacia adelante era el anclaje de una correcta declamación del texto alemán, sus acentos y la plasmación de dicha declamación en el fraseo. Se perdió con ello el fin último, la adecuada expresión de la retórica del texto y los afectos correspondientes, emborronando en una carrera a no se sabe dónde, la que quizá es la obra más dramática de Bach.

Mercedes García Molina 

Rachel  Redmond, Jess Dandy, Reinoud van Mechelen, Anthony Gregory, Renato Dolcini, Alex Rosen/ Les Arts Florissants/ William Christie, clave y dirección. Ed. Bärenreiter.
Ciclo Universo Barroco, Ibermúsica y CNDM.
Auditorio Nacional de Música, Sala Sinfónica,
Madrid. 21/03/2019. 

Foto de © Rafa Martín

 

1266
Anterior Crítica - Ilya Gringolts se recrea con Sibelius (Orquesta Sinfónica de Galicia)
Siguiente Crítica - Heroica Sandrine Piau (Universo Barroco CNDM)