Música clásica desde 1929

La Grande Chapelle y El Gran Teatro del Mundo clausuran el FIAS

07/04/2025

El Festival Internacional de Arte Sacro concluye con dos conciertos de encargo en la iglesia de Santa Bárbara dedicados a Mathieu Aubery, músico de la pequeña corte de Mariana de Neoburgo, esposa de Carlos II, y a Carlos Patiño, maestro de la Capilla Real, en el 350 aniversario de su muerte.

La música compuesta por Mathieu Aubery en la pequeña corte del exilio en Bayona de la esposa de Carlos II Mariana de Neoburgo y la escrita por Carlos Patiño como maestro de la Capilla Real de Felipe IV despiden esta semana, mañana martes y el jueves, en la iglesia de Santa Bárbara el FIAS, Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid. 

Ambos conciertos forman parte de la sección del festival tiempos modernos y responden a un encargo que hizo el FIAS a sus intérpretes. Uno es el conjunto vocal e instrumental de música antigua La Grande Chapelle, que Alberto Recassens fundó en 2005 para realizar una nueva lectura de las grandes obras vocales españolas de los siglos XVI a XVIII, con especial predilección por la producción policoral del barroco y recuperar el repertorio musical hispano. El concierto será mañana martes. El otro es El Gran Teatro del Mundo, especializado desde 2016, bajo la dirección de Julio Caballero Pérez, en el barroco francés, aunque sus programas comprenden repertorios desde el siglo XVII alemán hasta el repertorio clásico. El concierto será el jueves 10.

“Poco donaire” 

Carlos Patiño llegó a una edad incomprensible para la época, 75 años del siglo XVII. Murió hace 350 años y por ello, el FIAS le dedica el martes ocho de abril uno de sus conciertos de encargo. La Grande Chapelle se ha encargado de seleccionar las piezas de este compositor español, que llegó a ser maestro de la Capilla Real a los 34 años, a pesar de la oposición de su predecesor, Mateo Romero, quien le acusó de escaso talento y "poco donaire".  

Ya viejo, Patiño solicitó en 1660 la jubilación, pero Felipe IV no solo no accedió a concedérsela, sino que reivindicó a aquel músico con este argumento: "Porque me hallo con satisfacción y agrado de su ciencia de la música". Posiblemente, Patiño dejó de componer a partir de 1668. Pasó los últimos años de su vida entre vicisitudes de todo tipo y problemas económicos y de salud constantes, hasta su muerte, en Madrid, en 1675. 

La obra conservada de Patiño se halla diseminada en varios archivos y bibliotecas. Cultivó todos los géneros de la música religiosa, tanto en latín (misas, motetes, himnos, letanías, salmos, etc.), como en lengua romance (tonos y villancicos). Su producción profana es menos extensa y menos conocida, y ahí radica, en buena parte, el interés del concierto del FIAS. En él se reúnen fundamentalmente tonos humanos (villancicos) que Patiño dedicó a figuras de la corte como la reina Mariana de Austria o la infanta María Teresa.  

Fue, según describen el programa del concierto el musicólogo Mariano Lambea y la filóloga Lola Josa, un maestro de “excelente preparación” e “inspiración y habilidad para expresar musicalmente los afectos, los sentimientos y las emociones de los textos poéticos”.

Su majestad la reina

"A su majestad la reina le gusta mucho la música italiana, y la canta tan bien como he tenido el honor de escucharla”, dejó escrito el compositor Bernardo Sabadini. Es uno de los testimonios sobre Mariana de Neoburgo, de origen alemán, quien fue esposa consorte del rey español Carlos II de 1689 y 1700, y que se rodeó de artistas en los diferentes lugares donde vivió a lo largo de su vida. De ella se ha transmitido una imagen negativa, caracterizada como egoísta, altanera y manipuladora. Estudios recientes, sin embargo, ofrecen una imagen más positiva y han destacado su faceta como protectora de las artes. A su muerte, dejó un impresionante legado de pinturas, esculturas, tapices y libros.

Alineada al morir Carlos II con pretendientes monárquicos austriacos, fue apartada de la corte, y tras pasar un tiempo en Toledo se exilió en Bayona, donde vivió 32 años. Allí atrajo a un pequeño grupo de artistas y mantuvo una intensa vida social, organizando fiestas, representaciones teatrales, ceremonias religiosas y conciertos de música.

De esa pequeña corte francesa ha rescatado El Teatro del Mundo las partituras que interpreta en la clausura del FIAS el jueves 10 de abril. Son obras de un autor poco conocido, Mathieu Aubery, que empezó en febrero de 1722 a servir a la reina viuda como músico en Bayona. En 1728 dedicó la reina nueve lamentaciones de Semana Santa y un Miserere, que se conservan en la Biblioteca Nacional de España. De ellos, La Grande Chapelle interpretará el Miserere y tres de las lamentaciones.

 

Foto: La Grande Chapelle.

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