Música clásica desde 1929

#Lecturasdeverano #LasMusas / Las mujeres tras las canciones de Falla - por Virginia S. Rodríguez

13/08/2023

Como #lecturasdeverano proseguimos publicando en abierto la sección #LasMusas, hasta ahora solo en papel, donde las mujeres escriben sobre mujeres, una tribuna libre mensual donde rescatar la figura de compositoras, cantantes, instrumentistas, profesoras, musicólogas, directoras, etc. En esta ocasión publicamos la realizada para la revista de enero de 2023 por Virginia Sánchez Rodríguez.

 

Siete canciones populares españolas de Manuel de Falla: Las mujeres detrás del ciclo de canciones

por Virginia Sánchez Rodríguez

 

En el año 1914, Manuel de Falla (1876-1946) finalizó la que se convertiría en una de sus obras más conocidas e interpretadas: las Siete canciones populares españolas. Este set de siete piezas (“El paño moruno”, “Seguidilla murciana”, “Asturiana”, “Jota”, “Nana”, “Canción” y “Polo”) fue escrito durante su estancia en París, justo antes de su regreso a España debido al estallido de la I Guerra Mundial. Las canciones destacan por su delicadeza, por su sencillez estructural, por su innovación armónica y por la estilizada incorporación de material melódico procedente del mundo tradicional. Falla se inspiró no solo en cantos que formaban parte de su imaginario, sino también en melodías procedentes de cancioneros, como Ecos de España de José Inzenga (1828-1891) o 100 cantos populares asturianos (1890) escritos y armonizados por José Hurtado (1853-¿?), entre otros, demostrando que era un gran conocedor de los géneros populares.

A pesar de su celebridad, probablemente resulten menos conocidas las mujeres vinculadas al origen y a la difusión histórica de esta composición, algunas de ellas quedando relegadas al olvido, a pesar de su calidad y visibilidad social en la época de Falla.

De entrada, las Siete canciones populares españolas fueron dedicadas a Ida Godebska (1872-1935), como se puede observar en la edición impresa. Godebska no solo era la esposa de Cyprien Godebski (1875-1937) (“Cipa”), intelectual francés e hijo del escultor Cyprien Godebski (1835-1948), sino que fue la anfitriona de una de las tertulias más célebres del París de comienzos del siglo XX. Esto demuestra que el músico español formaba parte del círculo social y cultural más exquisito de la capital francesa.

Según Jaime Pahissa (1880-1969), la composición había sido escrita para atender la petición de nuevo repertorio por parte de una artista malagueña de la compañía de l’Opéra-Comique, sin entrar en detalles. Por el contrario, sí conocemos bien el nombre de la cantante encargada de su estreno, Luisa Vela (1884-1938), soprano de gran extensión, esposa de Emilio Sagi Barba (1876-1949) y una de las voces más apreciadas del panorama musical español en el momento del estreno de las Siete canciones. La première, que se produjo en el Ateneo de Madrid el 15 de enero de 1915, formó parte de un Concierto-Homenaje a Falla y Joaquín Turina (1882-1949) y contó con el acompañamiento pianístico del autor.

Tras su estreno, además de Vela, la soprano aragonesa Josefina Revillo (1893-1973) también interpretó la obra en varias ocasiones. De hecho, Revillo realizó su debut precisamente interpretando la composición falliana en el concierto de inauguración de la Sociedad Nacional de Música, celebrado en el Hotel Ritz el 23 de enero de 1915, también acompañada al piano por el compositor.

Más allá de nacionalidades, la cantante polaca Aga Lahowska (1892-c.1962) fue otra de las artistas vinculadas. De hecho, las Siete canciones fueron masivamente cantadas, junto a Falla, como parte de una gira que se desarrolló por diversas ciudades españolas en diciembre de 1917. Y años después, fue Conchita Badía (1897-1975) quien se ocupó de su interpretación en 1926, en varias actuaciones, siempre junto al andaluz. Ahora bien, aunque fueron muchas las cantantes vinculadas a esta composición en su germen y en su divulgación, el nombre de María Barrientos es el que, quizá, se encuentra más vinculado a esta obra.

María Barrientos (1884-1946) fue una de las sopranos más aclamadas y exitosas del primer tercio del siglo XX. Actuó en los mejores teatros del mundo encarnando los principales papeles de soprano de coloratura y, aunque debutó siendo muy joven, logró convertirse en una figura especialmente reconocida en el ámbito internacional tras cantar en el Teatro alla Scala de Milán en 1904 y de acuerdo con sus contratos en coliseos como el Metropolitan Opera House de Nueva York o el Gran Teatro del Liceo de Barcelona, logrando siempre el reconocimiento del soberano y el favor de los críticos.

Además de triunfar en la ópera, Barrientos también dedicó una parte de su vida a la difusión de la canción lírica. A este respecto, las Siete canciones populares españolas ocupan un lugar especial en su legado, gracias a la grabación discográfica que protagonizó junto a Falla. Los discos, que quedaron impresionados entre 1928 y 1930 para Columbia, tras superar numerosas dificultades, no solo permiten constatar la maestría de Barrientos ante este repertorio, sino que, además, han pasado a la historia por ser los únicos registros sonoros de esta obra con el propio Falla ante el piano. Pero Barrientos no solo disfrutó de una relación profesional con el músico gaditano, de acuerdo con la proyección de otros proyectos junto a la cantante (que no pudieron materializarse), sino también personal. Ambos disfrutaron de una estrecha amistad, como se puede comprobar a través de las epístolas intercambiadas entre ambos conservadas en el Archivo Manuel de Falla de Granada y como expongo en mi último libro, María Barrientos y las Siete canciones populares españolas (editorial Alpuerto, 2021).

Así, en el caso de las Siete canciones populares españolas de Manuel de Falla, y haciendo referencia al refrán, podríamos decir que, detrás de una gran obra, siempre hay también grandes mujeres.

Virginia Sánchez Rodríguez

Doctora en Musicología y Profesora Contratada Doctora de la Universidad de Castilla-La Mancha. Miembro del Centro de Investigación y Documentación Musical (CIDoM). Especialista en la recuperación de mujeres músicas.

 

Foto: En La familia de Cipa Godebski (1903, Pierre Bonnard), Ida Godebska, dedicataria de las Siete canciones populares españolas, se nos presenta en el centro del cuadro.

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